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Nehemías 9:29 - Biblia Martin Nieto

29 Les instabas a convertirse a tu ley; pero ellos, obstinados, no obedecieron a tus mandamientos y pecaron contra tus leyes, que dan la vida a quien las pone en práctica; se encogieron de hombros, endurecieron su cabeza y no quisieron obedecer.

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Biblia Reina Valera 1960

29 Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; se rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 »Les advertías que regresaran a tu ley, pero ellos se volvieron orgullosos y obstinados, y desobedecieron tus mandatos. No siguieron tus ordenanzas que dan vida a quienes las obedecen. Tercamente te dieron la espalda y se negaron a escuchar.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Les advertiste que volvieran a tu Ley, pero en su orgullo no cumplieron tus órdenes; pecaron contra esos mandatos que dan vida a cualquiera que los pone en práctica. No te ofrecieron más que una espalda rebelde y una nuca terca, no te obedecieron.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 Testificaste contra ellos para que se volvieran a tu Ley, pero fueron arrogantes y no escucharon tus mandamientos, sino que pecaron contra tus preceptos, por los cuales vive el hombre que los cumple, y volvieron obstinadamente la espalda, y endurecieron su cerviz,° y no quisieron escuchar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Tú los exhortabas a volverse a tu ley; pero ellos se mostraron insolentes, no obedecieron tus mandatos, pecaron contra tus leyes, en cuya observancia se encuentra la vida. Se alzaron de hombros en plan de rebeldía, endurecieron su cerviz, no quisieron oír.

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Nehemías 9:29
34 Tagairtí Cros  

El Señor había advertido a Israel y a Judá por medio de los profetas y de los videntes: 'Arrepentíos de vuestros malos caminos, guardad mis preceptos y mandamientos y seguid la ley que di a vuestros padres y que os comuniqué por medio de mis siervos, los profetas'.


Pero no hicieron caso, tuvieron una cabeza dura, como sus padres, que no confiaron en el Señor, su Dios;


El Señor les envió profetas para convertirlos, pero no quisieron escuchar sus advertencias.


El Señor habló a Manasés y a su pueblo, pero no le escucharon.


El Señor, Dios de sus padres, les envió continuos mensajeros, porque quería salvar a su pueblo y a su templo.


Por entonces advertí que había en Judá quienes en día de sábado pisaban los lagares, acarreaban los haces, los cargaban sobre los asnos, así como vino, uva, higos y toda clase de cargas, para traerlos a Jerusalén en día de sábado, y los amonesté para que no vendiesen sus productos en tal día.


realizaste milagros y prodigios contra el Faraón, contra todos sus siervos y contra el pueblo entero de su país, porque sabías que los habían tratado con arrogancia, y te granjeaste un renombre que todavía hoy dura.


Pero nuestros padres se obstinaron, endurecieron su cabeza, no obedecieron tus órdenes.


Pero fueron insolentes, se rebelaron contra ti y echaron tu ley a sus espaldas; mataron a tus profetas, que les exhortaban a convertirse a ti, y te ofendieron gravemente.


No obstante, tú los soportaste muchos años, los amonestaste con tu espíritu por medio de los profetas, pero no hicieron caso. Entonces los entregaste en manos de los pueblos del país.


Moisés y Aarón se presentaron al Faraón, y le dijeron: 'Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte delante de mí? Deja salir a mi pueblo para que me sirva.


Ellos no escucharon ni hicieron caso, sino que endurecieron su cabeza para no escuchar ni aceptar la enseñanza.


'Esto dice el Señor todopoderoso, Dios de Israel: Yo traeré sobre esta ciudad y sobre sus ciudades anejas todas las calamidades con las que le he amenazado por haberse endurecido negándose a escuchar mis palabras'.


El Señor os dice a vosotros, supervivientes de Judá: No vayáis a Egipto. Tened bien en cuenta que yo os lo he advertido hoy solemnemente.


Azarías, hijo de Maasías; Juan, hijo de Carej, y todos los hombres altivos y rebeldes dijeron a Jeremías: 'Tú nos dices mentira. No ha sido el Señor, nuestro Dios, el que te ha enviado a decir: No vayáis a Egipto para vivir allí,


Y, sin embargo, hoy es el día en que todavía no han sentido arrepentimiento ni temor alguno, ni han procedido con arreglo a mi ley y mis preceptos, que yo promulgué a vosotros y a vuestros padres.


Pero no me escucharon ni me hicieron caso. Endurecieron su cabeza y se portaron peor que sus padres.


Allí les di mis preceptos y les di a conocer mis leyes, que son fuente de vida para quien las observa.


Pero tan pronto como se ensoberbeció su corazón y su espíritu se obstinó en el orgullo, fue depuesto de su trono real y se le quitó su gloria.


Por eso te hice pedazos; por medio de los profetas, te he matado con las palabras de mi boca, y mi justicia brota como la luz.


Observaréis mis preceptos y mis leyes, pues el que los cumpla encontrará la vida en ellos: yo, el Señor.


Él le dijo: '¿Qué me preguntas acerca de lo que es bueno? El único bueno es Dios. Pero, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos'.


Jesús le dijo: 'Has respondido muy bien; haz eso y vivirás'.


Moisés dice de la justicia que viene de la ley que el hombre que la practica, por ella, vivirá.


Pero la ley no procede de la fe, sino que dice: El que cumpla estos preceptos, por ellos vivirá.


Pero cuando caigan sobre ellos innumerables sufrimientos y desgracias, este cántico servirá de testimonio contra ellos, pues sus descendientes no lo habrán olvidado. Yo conozco las malas inclinaciones que ya hoy tiene, aun antes de entrar en la tierra que les prometí con juramento'.


porque yo sé que eres un pueblo rebelde y de cabeza dura. Si hoy, cuando yo estoy todavía en medio de vosotros, sois rebeldes al Señor, cuánto más lo seréis después de mi muerte.


desapareceréis de la tierra que vais a ocupar pasando el Jordán. No alargaréis en ella vuestros días; seréis enteramente destruidos. ¡Yo pongo hoy por testigos a los cielos y la tierra!


Y os dije: Yo soy el Señor, vuestro Dios. No adoraréis a los dioses de los amorreos cuyas tierras vais a ocupar. Pero vosotros no me habéis obedecido'.


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