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Nehemías 2:20 - Biblia Martin Nieto

20 Yo les respondí: 'El Dios del cielo es quien nos dará éxito. Nosotros, sus siervos, vamos a ponernos a la obra. Vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni nada en Jerusalén'.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Yo contesté: —El Dios del cielo nos ayudará a tener éxito. Nosotros, sus siervos, comenzaremos a reconstruir esta muralla; pero ustedes no tienen ninguna parte ni derecho legal o reclamo histórico en Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Pero yo les respondí con seriedad: 'El Dios del Cielo hará que tengamos éxito, pues somos sus servidores, por eso vamos a empezar el trabajo. Ustedes en cambio no tienen ni derecho ni herencia ni ningún recuerdo en Jerusalén'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y les respondí diciendo: El Dios de los cielos nos prosperará; por tanto nosotros, sus siervos, nos levantaremos y edificaremos, pero vosotros no tenéis parte, ni derecho, ni memoria en Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Yo les respondí: 'El Dios del cielo nos hará triunfar. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción. Pero vosotros no tendréis parte ni derecho ni recuerdo alguno en Jerusalén'.

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Nehemías 2:20
21 Tagairtí Cros  

Buscó a Dios mientras vivió Zacarías, que lo había educado en el temor de Dios; y, mientras buscó al Señor, Dios le hizo triunfar.


Pero Zorobabel, Josué y los otros cabezas de familia de Israel les contestaron: 'Eso no puede ser; debemos construirlo nosotros solos para el Señor, Dios de Israel, como nos ha ordenado Ciro, rey de Persia'.


Al oír estas palabras, yo me senté y me puse a llorar. Permanecí en duelo algunos días, ayunando y orando ante el rey del cielo.


El rey me dijo: '¿Qué es lo que quieres?'. Yo, encomendándome al Dios del cielo,


'Todos los servidores del rey y el pueblo de las provincias saben que cualquiera, hombre o mujer, que entre en el vestíbulo interno, sin haber sido llamado, cae bajo la ley inexorable que lo condena a muerte, a no ser que el rey, tendiendo hacia él su cetro de oro, le conceda la gracia de la vida. Hace ya treinta días que no me ha llamado'.


cuando el Señor reconstruya a Sión y aparezca en su gloria,


Pedid la paz para Jerusalén: 'Que vivan tranquilos tus amigos,


que te conceda todo lo que quieras y realice todos tus proyectos.


Que griten de alegría los que quieren que se me haga justicia y digan sin cesar: 'Grande es el Señor, que ha querido el bienestar de su siervo';


Tú no quieres ofrendas ni holocaustos; si te los ofreciera, no los aceptarías.


De este modo, cuando entre Aarón en el santuario, llevará los nombres de las tribus de Israel en el pectoral del juicio, sobre su corazón, para recuerdo perpetuo ante el Señor.


Es bueno que esto sujetes y que de aquello no retires tu mano; porque quien teme a Dios cumple lo uno y lo otro.


yo les daré en mi casa, entre mis muros, un memorial y un nombre mejor que hijos e hijas; un nombre eterno les daré, que nunca más se borrará.


La presentará a los hijos de Aarón, los sacerdotes; tomará un puñado de flor de harina con aceite y todo el incienso, y el sacerdote lo quemará sobre el altar como memorial. Es una ofrenda quemada, un perfume agradable al Señor.


Pondrás incienso puro sobre cada una de las hileras; servirá de memorial en lugar del pan; será una ofrenda quemada en honor del Señor.


La corona quedará en el templo del Señor como recuerdo para Jelday, Tobías, Yedayas y Josías, el hijo de Sofonías.


En vuestras fiestas, solemnidades y novilunios tocaréis las trompetas anunciando vuestros holocaustos y sacrificios de reconciliación; y vuestro Dios se acordará de vosotros. Yo, el Señor, vuestro Dios'.


y me dijo: Cornelio, Dios ha escuchado tu oración y tiene presente tus limosnas.


Y él, mirándolo fijamente y atemorizado, dijo: '¿Qué pasa, Señor?'. Y le dijo: 'Tus oraciones y tus limosnas han subido a la presencia de Dios, que se ha acordado de ti.


No tienes parte ni herencia en esto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.


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