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Marcos 10:24 - Biblia Martin Nieto

24 Los discípulos se quedaron asombrados ante estas palabras. Pero Jesús les repitió: 'Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!

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Biblia Reina Valera 1960

24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Los discípulos quedaron asombrados de sus palabras. Pero Jesús volvió a decir: «Queridos hijos, es muy difícil entrar en el reino de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Los discípulos se sorprendieron al oír estas palabras, pero Jesús insistió: 'Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y los discípulos estaban asombrados por sus palabras. Pero retomando la palabra, Jesús les dice: Hijos, ¡Cuán difícil es entrar en el reino de Dios!°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Los discípulos quedaron asombrados ante tales palabras. Pero Jesús, replicando de nuevo, les dice: 'Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!

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Marcos 10:24
28 Tagairtí Cros  

Que tu mano los aparte de la humanidad, fuera del mundo, que sea ésta su suerte en esta vida; cébalos, Señor, con tus reservas, que se hinchen sus hijos y haya sobras para sus pequeños.


Por eso Dios te aplastará, te destruirá para siempre, te sacará de tu tienda, te extirpará de la tierra de los vivos.


Los hombres del pueblo son un soplo, la gente ilustre, una mentira; cuando se los pone en la balanza, todos juntos pesan menos que un soplo.


El que confía en sus propias riquezas caerá, los justos reverdecerán como follaje.


La hacienda del rico es su fuerte ciudadela, en su pensamiento es como una muralla elevada.


Si fijas en ella tus ojos, ya no está allí, porque ha echado alas, como el águila ha volado hacia el cielo.


quien quiera presumir, que presuma de esto: De tener inteligencia y conocerme, porque yo soy el Señor, que hago misericordia, derecho y justicia en la tierra. Sí, esto es lo que me agrada -dice el Señor-.


¡Ay de quien llena la casa de ganancias injustas para poner su nido en alto y escapar a la garra del mal!


Ni la plata ni el oro que poseen podrán salvarlos. En el día de la ira del Señor la tierra entera será devorada por el fuego de su celo, pues él destruirá y exterminará de improviso a todos los habitantes de la tierra.


Al oír esto los discípulos, se quedaron asombrados y dijeron: 'Entonces, ¿quién puede salvarse?'.


Todos quedaron estupefactos y se preguntaban unos a otros: '¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva con tanta autoridad! ¡Manda a los espíritus inmundos y le obedecen!'.


Jesús miró alrededor y dijo a sus discípulos: '¡Qué difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!'.


Los fariseos, amigos del dinero, oían esto y se burlaban de él.


'Hijos míos, voy a estar ya muy poco con vosotros. Me buscaréis, pero os digo lo mismo que dije a los judíos: Adonde yo voy no podéis ir vosotros.


Jesús les dijo: 'Muchachos, ¿tenéis algo que comer?'. Le contestaron: 'No'.


Muchos de sus discípulos, al oírlo, dijeron: 'Esto que dice es inadmisible. ¿Quién puede admitirlo?'.


Hijos míos, sufro por vosotros como si os estuviera de nuevo dando a luz hasta que Cristo sea formado en vosotros.


A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean orgullosos y que no pongan su esperanza en las riquezas caducas, sino en Dios, que nos provee abundantemente de todas las cosas para que disfrutemos de ellas;


Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos junto al Padre un defensor, Jesucristo, el justo.


Hijos míos, vosotros sois de Dios, y lo habéis vencido. Porque el que está en vosotros es más grande que el que está en el mundo.


Hijos míos, guardaos de los falsos dioses.


Estás diciendo: Yo soy rico, yo me he enriquecido, a mí no me falta nada; y no sabes que eres desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo.


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