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Job 6:4 - Biblia Martin Nieto

4 Pues las flechas del todopoderoso están en mí clavadas; mi espíritu bebe su veneno, y los terrores de Dios me turban.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Porque las saetas del Todopoderoso están en mí, Cuyo veneno bebe mi espíritu; Y terrores de Dios me combaten.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pues el Todopoderoso me ha derribado con sus flechas; y el veneno de ellas infecta mi espíritu. Los terrores de Dios están alineados contra mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Llevo en mí las flechas del Omnipotente mi espíritu bebe su veneno, ¿qué diré a Dios cuando ellas me atormentan?

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Porque en mí están clavadas° las saetas de ’El-Shadday, Y mi espíritu sorbe su veneno, Y los terrores de Dios se alistan contra mí en orden de batalla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Me penetran las flechas de Sadday, y mi espíritu bebe su veneno: los terrores de Dios conspiran contra mí.

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Job 6:4
30 Tagairtí Cros  

Su furia me desgarra y me persigue, rechinando sus dientes contra mí. Mis adversarios aguzan contra mí sus ojos.


En bloque sus tropas han llegado, su marcha de asalto han abierto contra mí, han puesto sitio a mi tienda.


Veneno de áspides chupó: lengua de víbora le mata.


¡Que sus propios ojos vean su ruina, que beba la furia del todopoderoso!


Los terrores me asaltan, como por un huracán queda barrido mi valor.


Porque el terror de Dios me invadiría y ante su majestad no podría resistir.


Contra mi derecho estoy sufriendo; mi llaga es mortal, aunque yo no he pecado'.


Si he pecado, ¿qué te he hecho a ti con ello, oh guardián de los hombres? ¿Por qué me has hecho blanco tuyo? ¿Por qué te causo inquietud?


él, que me arrolla en raudo torbellino, que multiplica sin razón mis heridas


Date prisa, Señor, respóndeme, que me falta el aliento; no me escondas tu rostro, como a los que bajan a la tumba.


el Señor tronó desde los cielos, el altísimo hizo sonar su voz;


Si quieren hacerte daño, si urden intrigas, no podrán hacer nada;


Señor, no me castigues cuando estés airado, no me reprendas cuando estés enfurecido;


pues tus flechas se han clavado en mí, ha caído sobre mí tu mano;


avanza victorioso para defender la verdad y la justicia, y hazañas gloriosas realice tu derecha.


Si no se convierten, él afila su espada, tensa su arco y lo ajusta;


El corazón conoce sus propias amarguras, y en su alegría no puede participar el extraño.


El espíritu del hombre le sostiene en su enfermedad; pero al espíritu abatido, ¿quién le sostendrá?


os alcanzará siempre que pase. Y pasará mañana tras mañana, de día y de noche; y sólo habrá terror al conocer la noticia.


Ha tensado su arco, cual si fuese enemigo, ha reforzado su diestra, como un adversario ha destrozado todo lo que era agradable a la vista; sobre las tiendas de Sión ha derramado su furor como fuego.


Sólo contra mí vuelve él y revuelve su mano todo el día.


Y hacia las tres de la tarde Jesús gritó con fuerte voz: 'Eloí, Eloí, lemá sabaktani', que quiere decir: '¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?'.


Sabiendo que debemos respetar al Señor, tratamos de convencer a los hombres, pues somos bien conocidos de Dios, y espero que lo seamos también de vuestras conciencias.


Emborracharé de sangre mis flechas / y mi espada se hartará de carne; / sangre de heridos y cautivos, / cabezas de jefes enemigos.


Ella decía: 'No me llaméis Noemí; llamadme Mara, porque el todopoderoso me ha llenado de amargura.


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