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Job 24:12 - Biblia Martin Nieto

12 Desde la ciudad gimen los moribundos, el alma de los heridos grita, mas Dios no hace caso de sus quejas.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Desde la ciudad gimen los moribundos, Y claman las almas de los heridos de muerte, Pero Dios no atiende su oración.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Los gemidos de los moribundos se elevan desde la ciudad, y los heridos claman por ayuda, sin embargo, Dios no hace caso a sus lamentos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 En la ciudad gimen los moribundos, y los heridos piden socorro, pero Dios no atiende a sus súplicas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Por la angustia gime el moribundo, Y el alma de los heridos clama por auxilio, Pero Dios no toma en cuenta necedades.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Gimen bajo el peso de su carga, grita el alma de los oprimidos. Pero Dios no escucha su plegaria.

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Job 24:12
23 Tagairtí Cros  

El Señor le dijo: '¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano grita de la tierra hasta mí.


Sin muelas para exprimir el aceite, pisan los lagares y no apagan la sed.


Hay otros que reniegan de la luz, que no quieren conocer sus sendas ni mantenerse en sus senderos.


Si un azote acarrea la muerte de improviso, él se ríe de la angustia de los inocentes.


En un país sujeto al poder de un malvado, vela él el rostro de los que le juzgan. Si no es él, ¿quién puede ser?


¿Por qué el malvado ha de despreciar a Dios pensando que no le pedirá cuentas?


porque yo soy un pobre desgraciado y tengo dentro de mí el corazón deshecho;


de todos los que dicen: 'La lengua es nuestra fuerza, los labios nuestras armas, ¿quién podrá dominarnos?'.


Tú haces todo esto, ¿y yo voy a callarme? ¿Es que te imaginas que yo soy como tú? Te denunciaré y te lo echaré en cara.


que sus tierras se vuelvan un desierto, que en sus tiendas no haya quien habite;


No blasfemarás contra Dios ni maldecirás al jefe de tu pueblo.


Y he visto también todas las opresiones que se cometen bajo el sol. ¡Las lágrimas de los oprimidos sin tener quien los consuele! ¡La mano de sus opresores les hace violencia, sin encontrar quien los vengue!


Y ahora, ¿qué hago yo aquí? -dice el Señor-. Mi pueblo ha sido hecho esclavo sin motivo; sus dominadores lanzan gritos de triunfo -dice el Señor- y sin cesar, todos los días, es blasfemado mi nombre.


Muy justo eres tú, Señor, para que yo trate de litigar contigo. No obstante, quiero sólo exponerte un caso: ¿Por qué los malvados prosperan en sus caminos? ¿Por qué viven en paz los traidores?


Tú los plantas y ellos echan raíces, crecen y dan fruto. Tú estás cerca de su boca, pero muy lejos de su corazón.


Vosotros cansáis al Señor con vuestras palabras, y sin embargo decís: '¿En qué le hemos cansado?'. Con esto afirmáis: 'Todo el que hace el mal es bien visto por el Señor y él lo acepta complacido', o '¿dónde está el Dios de la justicia?'.


Por eso llamamos felices a los orgullosos, que, aun haciendo el mal, progresan, provocan a Dios y quedan sin castigo'.


Tened en cuenta que la paciencia de nuestro Señor es nuestra salvación, como ya os lo escribió nuestro queridísimo hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le ha dado;


Quitaron de en medio de ellos los dioses extranjeros y adoraron al Señor. Y él no pudo soportar por más tiempo la aflicción de Israel.


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