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Job 2:12 - Biblia Martin Nieto

12 Al levantar sus ojos desde lejos no lo reconocieron, y se pusieron a llorar a grandes voces, rasgando cada uno su manto y esparciendo polvo sobre sus cabezas.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Cuando vieron a Job de lejos, apenas lo reconocieron. Con fuertes lamentos, rasgaron sus vestidos y echaron polvo al aire sobre sus cabezas en señal de dolor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Lo miraron de lejos y no lo reconocieron. Entonces se pusieron a llorar a gritos; rasgaron sus vestidos y se echaron polvo sobre la cabeza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Pero cuando alzaron los ojos desde lejos, no pudieron reconocerlo, y echaron a llorar a voz en cuello, y rasgaron sus vestiduras, y esparcieron polvo al aire sobre sus cabezas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Desde lejos alzaron la vista y no lo reconocieron. Entonces rompieron a llorar, se rasgaron las vestiduras y arrojaron polvo sobre sus cabezas.

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Job 2:12
17 Tagairtí Cros  

Cuando Esaú oyó las palabras de su padre gritó con gran fuerza su amargura, y dijo a su padre: 'Bendíceme también a mí, padre mío'.


Apenas terminó él de hablar, cuando llegaron los hijos del rey, que se pusieron a llorar a voz en grito. También el rey y sus servidores lloraron con gran llanto.


Al oír esto, rasgué mis vestiduras y mi manto, me rasuré los pelos de la cabeza y la barba y me senté abrumado.


El día veinticuatro de aquel mismo mes, los israelitas, vestidos de saco y cubierta de tierra la cabeza, se congregaron para el ayuno.


Apenas supo Mardoqueo lo que se había hecho, rasgó sus vestiduras, se vistió de saco y ceniza y salió por la ciudad lanzando gritos de dolor: '¡Un pueblo inocente va a ser exterminado!'.


Entonces Job se levantó, rasgó sus vestiduras y se rapó la cabeza. Luego cayó en tierra, adoró y dijo:


Mis parientes y deudos me han abandonado, me han olvidado las gentes de mi casa;


En tierra están sentados y enmudecen los ancianos de la hija de Sión; han esparcido ceniza en su cabeza, se han vestido de sayal; doblegan su cabeza hasta la tierra las doncellas de Jerusalén.


Y lanzarán su clamor por ti, gritarán amargamente, se echarán polvo sobre sus cabezas, se revolcarán en la ceniza.


Josué rasgó sus vestiduras y se postró rostro en tierra delante del arca del Señor hasta la tarde, y con él los ancianos de Israel; todos se echaron polvo sobre sus cabezas.


Y echándose polvo en sus cabezas, gritaban; y llorando y lamentándose, decían: ¡Ay, ay de la gran ciudad, que con su opulencia enriqueció a cuantos tenían naves en el mar, y en un momento ha sido desolada!


Cuando el ángel del Señor terminó de hablar, el pueblo se echó a llorar a gritos.


Los mensajeros llegaron a Guibeá de Saúl y expusieron estas cosas al pueblo, y todo el pueblo se puso a gritar y a llorar.


levantaron el grito y lloraron hasta quedarse sin fuerza para llorar.


Un hombre de Benjamín escapó corriendo de las filas del ejército, y llegó aquel mismo día a Silo con los vestidos destrozados y la cabeza cubierta de polvo.


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