Job 11:15 - Biblia Martin Nieto

¹⁵ entonces alzarás tu rostro limpio, te sentirás firme y sin temor;

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

¹⁵ Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, Y serás fuerte, y nada temerás;

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁵ Entonces tu rostro se iluminará con inocencia; serás fuerte y estarás libre de temor.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁵ entonces levantarás tu frente limpia, te sentirás firme y sin temor.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁵ Entonces podrías alzar un rostro sin mancilla, Estarías firme y nada temerías,

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁵ entonces alzarás tu rostro sin mancilla, estarás seguro y no temerás.

Job 11:15 Tagairtí Cros

Génesis 4:7

Si obraras bien, ¿no alzarías la cabeza?; en cambio, si obras mal, el pecado está a las puertas de tu casa y te acosa sin que puedas contenerlo'.

Job 10:15

Si soy culpable, ¡desgraciado de mí! Si inocente, no oso levantar la cabeza, saturado de ignominia, ebrio de aflicción.

Job 22:26

Tendrás entonces en el todopoderoso tus delicias, y hacia Dios levantarás tu rostro.

Salmos 27:1

De David

Salmos 27:3

Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no teme; aunque una guerra estalle contra mí, estoy tranquilo.

Salmos 46:1

Al maestro de coro. Cántico de los hijos de Coré. Según: 'Las vírgenes...'

Salmos 46:2

Dios es nuestro refugio y fortaleza, un socorro seguro en momentos de angustia;

Proverbios 14:26

El temor del Señor es un asilo seguro, y para sus hijos un refugio.

Proverbios 28:1

El criminal huye sin que nadie lo persiga, pero el justo se siente seguro como un león.

2 Corintios 1:12

Nos sentimos orgullosos de que nuestra conciencia nos asegure que nos hemos comportado con todo el mundo, y especialmente con vosotros, con la sencillez y la sinceridad que Dios da, y no por la sabiduría humana, sino por la gracia de Dios.

1 Timoteo 2:8

Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar levantando sus manos limpias, sin ira ni rencores.

1 Juan 2:28

Ahora, hijos míos, permaneced unidos a Cristo, para que, cuando él venga, podamos sentirnos seguros y no nos avergoncemos de encontrarnos lejos de él en su venida.