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Jeremías 50:20 - Biblia Martin Nieto

20 En aquellos días, en el tiempo aquel -dice el Señor- se buscará la perversión de Israel y ya no existirá, los pecados de Judá y no se encontrarán, pues yo perdonaré a los que haya dejado.

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Biblia Reina Valera 1960

20 En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 En esos días —dice el Señor—, no se encontrará pecado en Israel ni en Judá, porque perdonaré al remanente que yo guarde.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 En aquellos días, entonces, se buscará la culpa de Israel, pero no existirá; los pecados de Judá, pero no se hallará ninguno, porque al que salvo, yo le perdono.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 En aquellos días y en aquella hora, dice YHVH, se buscará la culpa de Israel, y no se hallará, y el pecado de Judá, y no se encontrará, porque Yo habré perdonado al remanente que me haya reservado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 En aquellos días y en aquel tiempo -oráculo de Yahveh-, se buscará la culpa de Israel y no la habrá, y los pecados de Judá y no se hallarán, porque perdonaré al resto que yo deje.

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Jeremías 50:20
30 Tagairtí Cros  

cuanto dista el oriente del occidente, así aleja de nosotros nuestras culpas.


Explora mi corazón, vigílame de noche, pruébame en el crisol, no encontrarás en mí ningún delito;


has perdonado las maldades de tu pueblo y has cancelado sus delitos,


Si el Señor todopoderoso no nos hubiera dejado un residuo, seríamos como Sodoma, iguales a Gomorra.


Un resto tornará, el resto de Jacob, al Dios fuerte.


No habrá habitante que diga: 'Estoy enfermo'; y el pueblo que vive en Jerusalén será perdonado de sus culpas.


Soy yo, soy yo, quien tengo que borrar tus faltas y no acordarme de tus pecados.


He disipado como una nube tus delitos y como nublado tus pecados; vuélvete a mí, pues yo te he redimido.


No tendrán ya que instruirse mutuamente, diciéndose unos a otros: '¡Conoced al Señor!', pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor -dice el Señor-, porque perdonaré su crimen y no me acordaré más de sus pecados.


En aquel tiempo, en aquellos días, suscitaré a David un vástago legítimo, que ejecutará el derecho y la justicia en el país.


Los purificaré de todos los crímenes que han cometido contra mí, les perdonaré todos los crímenes con los que me ofendieron y me despreciaron.


No escapará ninguno de los supervivientes de Judá que se han venido a vivir a Egipto; ni uno solo quedará que vuelva al país de Judá, donde tanto desean volver a vivir; no volverán, salvo unos pocos fugitivos.


En aquellos días, en el tiempo aquel -dice el Señor-, israelitas y judíos vendrán juntos; harán su camino llorando en busca del Señor, su Dios.


Tu castigo ha terminado, oh hija de Sión, no volverá él a desterrarte. ¡Pero castigará tu iniquidad, hija de Edón, pondrá al desnudo tus pecados!


Ninguno de los delitos cometidos le será recordado, sino que debido a la justicia que ha practicado vivirá.


Volverá a compadecerse de nosotros, pisoteará nuestros pecados, arrojará nuestras culpas al fondo del mar.


Yo dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre, que esperará en el nombre del Señor,


Pues ahí está la piedra que he puesto ante Josué: sobre esta única piedra hay siete ojos; yo mismo grabaré su inscripción, palabra del Señor todopoderoso, y borraré el pecado de la tierra en un solo día.


No veo iniquidad en Jacob, ni crimen alguno en Israel; el Señor, su Dios, está con él, y en él resuena la aclamación real.


Por tanto, arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados;


Por vosotros, en primer lugar, Dios, después de haber resucitado a su Hijo, lo envió a bendeciros, para que os arrepintáis cada uno de vuestros pecados'.


Lo ha hecho por pura generosidad suya, y no por méritos humanos; si no fuera así, no podríamos hablar de la generosidad de Dios.


El delito de uno solo no puede compararse con el don de Dios, pues por un solo delito vino la condenación, y por el don de Dios, a pesar de muchos delitos, vino la absolución.


No entreguéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de injusticia. Al contrario, entregaos a Dios como muertos que han vuelto a la vida, entregad vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia;


Tened en cuenta que la paciencia de nuestro Señor es nuestra salvación, como ya os lo escribió nuestro queridísimo hermano Pablo, con la sabiduría que Dios le ha dado;


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