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Jeremías 31:40 - Biblia Martin Nieto

40 Y todo el valle de los cadáveres y de la ceniza, así como todos los campos a lo largo del torrente Cedrón, hasta el ángulo de la puerta de los Caballos por oriente, serán consagrados al Señor; no volverán a ser destruidos ni devastados jamás.

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Biblia Reina Valera 1960

40 Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

40 y el área entera —incluidos el cementerio y el basurero de cenizas en el valle, y todos los campos en el oriente hasta el valle de Cedrón y hasta la puerta de los Caballos— será santa al Señor. Nunca más la ciudad será conquistada ni destruida».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

40 Y todo el valle de los muertos y de la ceniza, y los campos que limitan con el torrente de Cedrón hasta la esquina de la Puerta de los Caballos, al este, serán consagrados a Yavé. ¡Ya no volverán a ser destruidos ni declarados malditos!

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La Biblia Textual 3a Edicion

40 Y todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina del portal de los Caballos, hacia el oriente, estarán consagrados a YHVH. Nunca más será devastada ni destruida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 Y todo el valle de los cadáveres y de la ceniza, y todos los campos hasta el torrente Cedrón, hasta el ángulo de la Puerta de los Caballos, al este, serán cosa santa para Yahveh. No se arrancará ni se destruirá nunca más.

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Jeremías 31:40
23 Tagairtí Cros  

Todo el mundo lloraba a voz en grito. El rey estaba de pie en el torrente Cedrón, y todo el pueblo desfiló delante de él por el camino que lleva al desierto.


La echaron y, al pasar por la puerta de las caballerizas en el palacio real, la mataron.


Destruyó los altares que había sobre el terrado de la estancia superior de Acaz, construidos por los reyes de Judá, y los altares que Manasés había levantado en los dos atrios del templo del Señor; los hizo allí pedazos y arrojó el polvo al torrente Cedrón.


Sacó del templo del Señor la imagen de Aserá, la quemó a las afueras de Jerusalén, junto al torrente Cedrón, y tiró sus cenizas en la fosa común.


La echaron y, al pasar por la puerta de las caballerizas en el palacio real, la mataron.


A partir de la puerta de los Caballos trabajaron los sacerdotes, cada uno frente a su propia casa.


Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad del Señor omnipotente, en la ciudad de nuestro Dios: Dios la ha afirmado para siempre.


Esto dice el Señor Dios, tu Dios, que defiende la causa de su pueblo: Mira, yo quito de tu mano la copa del vértigo, el cáliz de mi cólera; no volverás a beber más de él.


Mira, en este día te constituyo sobre las naciones y sobre los reinos para arrancar y destruir, para derribar y deshacer, para edificar y plantar'.


A veces yo decido, contra una nación o contra un reino, arrancarlo, destruirlo y aniquilarlo;


Mas ahora, y por la misma causa, esto dice el Señor, Dios de Israel, a propósito de esta ciudad, de la que vosotros decís: Por la espada, el hambre y la peste ha sido entregada en manos del rey de Babilonia:


Serán esparcidos al sol, a la luna y a todos los astros del cielo, a quienes amaron, sirvieron y siguieron, y a los que consultaron y adoraron. No serán recogidos ni enterrados, sino que quedarán sobre la tierra como estiércol.


Me hizo pasar por ellos en todas las direcciones. Era una cantidad inmensa a lo largo de la vega y estaban completamente secos.


Habitarán la tierra que yo di a mi siervo Jacob, donde habitaron vuestros padres. Allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos siempre. David, mi siervo, será su príncipe eternamente.


No les volveré más la espalda, pues derramaré mi espíritu sobre la casa de Israel, dice el Señor Dios.


El perímetro medirá un total de nueve mil metros. Y desde aquel día el nombre de la ciudad será: 'El Señor está allí'.


Jerusalén será habitada, no será más destruida y sus habitantes vivirán seguros.


En aquel día estará escrito sobre todas las campanillas de los caballos: 'Consagrado al Señor', y las ollas en el templo del Señor serán como los aspersorios delante del altar.


Dicho esto, Jesús se fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, y entraron en un huerto.


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