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Isaías 29:4 - Biblia Martin Nieto

4 Aplastada, hablarás desde la tierra; desde el polvo saldrán sofocadas tus palabras; saldrá tu voz de la tierra como la de un espectro; tu palabra del polvo, como un susurro.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces, tú hablarás desde lo profundo de la tierra; tus palabras saldrán desde bien abajo, desde el polvo. Tu voz susurrará desde el suelo como un fantasma invocado de la tumba.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Desde la fosa, donde estés tendida, hablarás, pero tu voz será como la de un fantasma y tus palabras desde el fondo de la fosa serán sofocadas por el polvo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Abatida, hablarás desde el suelo, Y tu palabra sonará apagada desde el polvo; Como voz de espíritu pitónico desde la tumba, Susurrarás tus palabras desde el polvo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Humillada hablarás desde el suelo, se ahogará tu palabra en el polvo; será como espectro tu voz desde el suelo, desde el polvo susurrará tu palabra.

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Isaías 29:4
8 Tagairtí Cros  

¿Por qué ocultas tu rostro y olvidas nuestra desgracia y opresión?


Así Jerusalén caerá en ruinas y Judá se hundirá, pues sus palabras y sus hechos se oponen al Señor y desafían su majestad.


(Como granizo, el bosque se derrumbará, y la ciudad se hundirá totalmente).


Y lo pondré en la mano de tus opresores, de los que te decían: ¡Agáchate para que pasemos por encima!, y tú hiciste de tu espalda un suelo, un camino para los viandantes.


Sacúdete el polvo, levántate, Jerusalén cautiva. Saca tu cuello de sus coyundas, hija de Sión, cautiva.


Y os dirán: Consultad a los espíritus de los adivinos que murmuran y susurran. ¿Un pueblo no debe consultar a sus dioses, y a sus muertos acerca de los vivos


¡Hasta en sus ropas hay inmundicia! No pensaba en este fin; se hundió estruendosamente ¡y nadie la consuela! Mira, Señor, su aflicción, que el enemigo triunfa.


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