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Isaías 22:12 - Biblia Martin Nieto

12 Aquel día el Señor Dios omnipotente os invitaba a tonsuraros y a vestiros de saco.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Por tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos, llamó en este día a llanto y a endechas, a raparse el cabello y a vestir cilicio;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 En ese día, el Señor, el Señor de los Ejércitos Celestiales, los llamó a llorar y a lamentarse. Les dijo que se raparan la cabeza en señal de dolor por sus pecados y que usaran ropa de tela áspera para expresar su remordimiento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 El Señor Yavé de los Ejércitos los invitaba aquel día a llorar y lamentar sus pecados, a cortarse el pelo y a vestirse con un saco.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Aquel día Adonay YHVH Sebaot os convocó al llanto y al lamento, A raparse el cabello° y a vestirse de saco.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Os invitaba el Señor, Yahveh Sebaot, aquel día, al llanto y al lamento, a raparos la cabeza y ceñir sayal.

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Isaías 22:12
31 Tagairtí Cros  

Jeremías compuso una lamentación sobre Josías, que todos los cantores y cantoras recitan todavía hoy entre sus elegías sobre el rey Josías; ha venido a ser una regla en Israel, y están escritas en las Lamentaciones.


Al oír esto, rasgué mis vestiduras y mi manto, me rasuré los pelos de la cabeza y la barba y me senté abrumado.


Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto y escuchaste su clamor junto al mar Rojo;


Entonces Job se levantó, rasgó sus vestiduras y se rapó la cabeza. Luego cayó en tierra, adoró y dijo:


El lo hizo todo bien y a su tiempo; pero les puso el deseo del infinito, sin que el hombre pueda llegar a descubrir las obras que Dios hace desde el principio hasta el fin.


un tiempo para llorar y un tiempo para reír; un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar;


Ha subido la gente de Dibón a las alturas a llorar; sobre el Nebo y Madaba gime Moab. Toda cabeza, calva; toda barba, cortada;


Si se absuelve al delincuente, no aprende justicia; en la tierra de la rectitud obrará inicuamente y no verá la majestad del Señor.


¡Ay Ariel, Ariel, ciudad donde acampó David! Añadid año tras año, cumplan su ciclo las fiestas,


Y ved lo que sucederá: en lugar de perfume habrá podredumbre; en lugar de cinturón, una cuerda; en lugar de peinados, calvicie; en lugar de vestidos lujosos habrá un saco; en lugar de belleza, la marca de la infamia.


Temblad, despreocupadas; estremeceos, confiadas; despojaos, desnudaos, ceñíos la cintura,


Al oírlos, el rey Ezequías se rasgó las vestiduras, se vistió de saco y entró en el templo del Señor.


Luego mandó al mayordomo de palacio Eliaquín, al secretario Sebná y a los ancianos de los sacerdotes, vestidos de saco, donde el profeta Isaías, hijo de Amós.


¿Por qué vamos a ayunar si tú no lo ves, por qué mortificarnos si tú no te enteras? Mirad, el día de ayuno andáis de negocios y oprimís a todos vuestros jornaleros.


Grandes y pequeños morirán en este país sin ser sepultados ni llorados; por ellos no se harán cortes en el cuerpo ni se raparán el cabello.


No entres en la casa en que se celebra un convite para sentarte a comer y beber con ellos;


Por eso, vestíos de sacos, lamentaos, gemid, porque no se retira de nosotros la ardiente ira del Señor.


Corta tu larga cabellera y tírala. Eleva una lamentación sobre los collados, porque el Señor ha desechado y rechazado a la generación objeto de su ira.


Por tu causa se raparán el pelo, se vestirán de saco, por ti derramarán, en la amargura de su alma, lágrimas angustiosas.


El rey Baltasar convidó a un gran festín a mil de sus dignatarios, y en su presencia se dio a beber vino.


No te alegres, Israel, no te regocijes como los gentiles, pues tú te has prostituido abandonando a tu Dios; has amado el salario de la prostitución en todas las eras de grano.


Vestíos de luto; lamentaos, sacerdotes; lanzad gritos, ministros del altar; venid, pasad la noche en sacos, ministros de mi Dios, porque la casa de vuestro Dios se ha quedado sin sacrificio y sin ofrenda.


¡Laméntate como una virgen vestida de luto por el esposo de su juventud!


Y ahora -dice el Señor- volved a mí de todo corazón con ayunos, llantos y lamentos;


Que entre el vestíbulo y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: 'Perdona a tu pueblo, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio, a la burla de las gentes. ¿Por qué se ha de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?'.


Cambiaré en duelo vuestras fiestas y en lamentos todos vuestros cánticos; cubriré de saco todos vuestros lomos y toda cabeza de calvicie; haré de este duelo un duelo de hijo único, y su final será como día de amargura.


El rey de Nínive, al enterarse, se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó en el suelo.


Arráncate el cabello, rasúrate por tus hijos queridos, ensancha tu calva como la del buitre, porque han sido desterrados lejos de ti.


Y vosotros, los ricos, llorad con fuertes gemidos por las desventuras que van a sobreveniros.


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