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Hechos 5:13 - Biblia Martin Nieto

13 Los demás no se atrevían a unirse a ellos; pero el pueblo los tenía en gran estima.

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Biblia Reina Valera 1960

13 De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 pero nadie más se atrevía a unirse a ellos, aunque toda la gente los tenía en alta estima.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 y nadie de los otros se atrevía a unirse a ellos, pero el pueblo los tenía en gran estima.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Pero de los demás, ninguno osaba juntarse con ellos; pero el pueblo los alababa grandemente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 De los demás, nadie se atrevía a mezclarse con ellos; pero el pueblo los tenía en gran estima.

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Hechos 5:13
19 Tagairtí Cros  

Entonces ella dijo a Elías: '¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has entrado en mi casa para recordar mis pecados y dar muerte a mi hijo?'.


Se estremecen en Sión los pecadores, el terror invade a los criminales. ¿Quién de nosotros podrá resistir ante el fuego abrasador; quién resistirá estas llamas eternas?


pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de él escuchándole.


A pesar de todo, muchos, aun de los mismos jefes, creyeron en él; pero por miedo a los fariseos no lo confesaban, para que no los expulsaran de la sinagoga,


José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque lo tenía en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo permitió. Fue y se llevó el cuerpo de Jesús.


Sus padres hablaron así por miedo a los judíos, que habían decidido expulsar de la sinagoga al que reconociera que Jesús era el mesías.


Esto se divulgó entre todos los habitantes de Éfeso, judíos y griegos; un gran temor se apoderó de todos ellos y se ensalzaba el nombre de Jesús, el Señor.


alabando a Dios y gozando del favor de todo el pueblo. El Señor añadía cada día al grupo a todos los que entraban por el camino de la salvación.


Pero ellos los despidieron amenazándoles de nuevo, sin encontrar modo de castigarlos por causa del pueblo, porque todos alababan a Dios por lo sucedido,


Entonces el prefecto fue con los alguaciles y los trajo, pero sin emplear la violencia, porque temían que el pueblo los apedrease.


Ananías, al oír estas palabras, cayó muerto. Y cuantos lo supieron se llenaron de miedo.


No presumo indebidamente de trabajos ajenos; espero que con el progreso de vuestra fe aumentará nuestro trabajo entre nosotros, aunque dentro de los límites que Dios nos ha señalado;


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