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Hechos 28:8 - Biblia Martin Nieto

8 El padre de Publio estaba en cama, atacado de fiebre y disentería. Pablo lo visitó; rezó, le impuso las manos y lo curó.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Dio la casualidad de que el padre de Publio estaba enfermo con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo, oró por él, puso sus manos sobre él y lo sanó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Precisamente el padre de Publio estaba en cama con fiebre y disentería. Pablo entró a verlo, oró, le impuso las manos y lo sanó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y aconteció que el padre de Publio yacía° en cama, enfermo de fiebre y disentería; y entrando Pablo a verlo, después de orar, le impuso las manos y lo sanó.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Estaba el padre de Publio en cama, aquejado de fiebres y disentería. Pablo entró a verle, oró, le impuso las manos y lo curó.

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Hechos 28:8
22 Tagairtí Cros  

Reunió a sus doce apóstoles, y les dio poder de echar los espíritus inmundos y de curar todas las enfermedades y dolencias.


Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, limpiad a los leprosos, echad a los demonios: gratis lo habéis recibido, dadlo gratis.


Entonces dijo al hombre: 'Extiende tu mano'. Él la extendió y quedó sana como la otra.


Les estaba hablando así, cuando llegó un personaje importante, se echó a sus pies y le dijo: 'Mi hija acaba de morir; pero anda, pon tu mano sobre ella y vivirá'.


agarrarán las serpientes y, aunque beban veneno, no les hará daño; pondrán sus manos sobre los enfermos y los curarán'.


rogándole con insistencia: 'Mi hijita se está muriendo; ven a poner tus manos sobre ella para que se cure y viva'.


Y no pudo hacer allí ningún milagro, aparte de curar a algunos enfermos imponiéndoles las manos.


Le llevaron un sordo tartamudo y le rogaron que le impusiera sus manos.


Le impuso las manos y, al instante, se enderezó y empezó a alabar a Dios.


A la puesta del sol, todos los que tenían enfermos de cualquier dolencia se los llevaron; Jesús imponía las manos sobre cada uno de ellos y los curaba.


Cerca de allí tenía una finca el principal de la isla, llamado Publio, el cual nos acogió durante tres días con afectuosa hospitalidad.


Ante esto, los demás isleños enfermos acudieron también y fueron curados.


Pedro echó fuera a todos; luego se arrodilló y se puso a orar; se acercó después al cadáver y dijo: 'Tabita, levántate'. Ella abrió sus ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.


Y así Dios ha puesto en la Iglesia en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercero, a los maestros; luego, los que tienen el poder de hacer milagros; después, los que tienen el don de curar, de asistir a los necesitados, de gobernar, de hablar lenguas extrañas.


el mismo Espíritu a uno le concede el don de la fe; a otro el poder de curar a los enfermos;


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