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Hechos 16:26 - Biblia Martin Nieto

26 De repente se produjo tan gran terremoto que se conmovieron los cimientos de la cárcel; se abrieron todas las puertas de la cárcel y se soltaron las cadenas de todos.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 De repente, hubo un gran terremoto y la cárcel se sacudió hasta sus cimientos. Al instante, todas las puertas se abrieron de golpe, ¡y a todos los prisioneros se les cayeron las cadenas!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

26 De repente se produjo un temblor tan fuerte que se conmovieron los cimientos de la cárcel; todas las puertas se abrieron de golpe y a todos los presos se les soltaron las cadenas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Repentinamente hubo un gran terremoto, hasta tal punto que fueron sacudidos los cimientos de la cárcel, y al instante todas las puertas fueron abiertas, y las cadenas de todos fueron soltadas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 De repente sobrevino un gran terremoto que hizo temblar los cimientos de la cárcel. Al instante se abrieron todas las puertas y a todos se les soltaron los grilletes.

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Hechos 16:26
15 Tagairtí Cros  

Partió y halló el cadáver del otro tendido en el camino, y el asno y el león de pie junto al cadáver. El león no había devorado el cadáver ni había despedazado al asno.


El Señor se asomó desde su excelso santuario, miró desde los cielos a la tierra,


que hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor da la libertad a los presos,


Padre de los huérfanos, defensor de las viudas, tal es Dios en su morada santa.


Llegue hasta ti el gemido de los prisioneros, con tu potente brazo libera a los condenados a muerte;


para abrir los ojos a los ciegos, para sacar a los presos de la cárcel, del calabozo a los que viven en tinieblas.


El espíritu del Señor Dios está en mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado a llevar la buena nueva a los pobres, a curar los corazones oprimidos, a anunciar la libertad a los cautivos, la liberación a los presos;


De pronto hubo un gran terremoto, pues un ángel del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo rodar la losa del sepulcro y se sentó en ella.


Pasaron la primera y segunda guardia, y llegaron a la puerta de hierro que da a la ciudad, la cual se les abrió por sí sola. Salieron y avanzaron por una calle; y de repente el ángel lo dejó.


De repente se presentó un ángel del Señor, y la celda quedó toda iluminada. El ángel tocó a Pedro en el costado y lo despertó diciendo: 'Levántate en seguida'. Y se le cayeron las cadenas de las manos.


Acabada su oración, tembló el lugar en que estaban reunidos, y quedaron todos llenos del Espíritu Santo, y anunciaban con absoluta libertad la palabra de Dios.


Pero un ángel del Señor abrió por la noche las puertas de la cárcel, los sacó y dijo:


En aquel momento se produjo un gran terremoto y se derrumbó la décima parte de la ciudad, y en el cataclismo perecieron siete mil personas. Los supervivientes, llenos de terror, dieron gloria al Dios del cielo.


Cuando el cordero abrió el sexto sello, se produjo un terremoto violento, el sol se oscureció como un tejido de crin, la luna se hizo toda como de sangre,


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