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Hechos 12:23 - Biblia Martin Nieto

23 Pero en aquel instante un ángel del Señor lo hirió de muerte, por haberse arrogado el honor de Dios, y murió roído de gusanos.

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Biblia Reina Valera 1960

23 Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Al instante, un ángel del Señor hirió a Herodes con una enfermedad, porque él aceptó la adoración de la gente en lugar de darle la gloria a Dios. Así que murió carcomido por gusanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Pero de repente lo hirió el ángel del Señor por no haber devuelto a Dios el honor, y empezó a llenarse de gusanos que lo comían, hasta que murió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Y al instante (porque no dio la gloria a Dios) un ángel del Señor lo hirió y expiró comido de gusanos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Pero en aquel mismo instante lo hirió un ángel del Señor, por no haber dado gloria a Dios; y, comido de gusanos, expiró.

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Hechos 12:23
30 Tagairtí Cros  

Y aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió en el campamento de Asiria a ciento ochenta y cinco mil; y, al levantarse por la mañana, vieron que todos ellos eran cadáveres.


y el Señor envió a un ángel, que aniquiló a todos los soldados, jefes y oficiales del campamento del rey de Asiria, el cual se vio obligado a regresar lleno de vergüenza a su tierra, donde murió asesinado a golpe de espada por sus propios hijos cuando estaba en el templo de su dios.


y luego, de mi piel de nuevo revestido, desde mi carne a Dios tengo que ver.


Mi carne está cubierta de gusanos y de costras terrosas, se agrieta y se cae a pedazos mi piel.


No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria, por tu amor y tu fidelidad.


Moisés y Aarón se presentaron al Faraón, y le dijeron: 'Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte delante de mí? Deja salir a mi pueblo para que me sirva.


Esa noche pasaré yo por el territorio de Egipto y mataré a todos los primogénitos de Egipto, tanto de los hombres como de los animales. Haré justicia de todos los dioses de Egipto. ¡Yo, el Señor!


El Señor pasará para castigar a los egipcios y, al ver la sangre en el dintel y en las dos jambas, pasará de largo; no permitirá al exterminador entrar en vuestras casas para herir.


A medianoche el Señor mató a todos los primogénitos de Egipto, desde el primogénito del Faraón, su sucesor en el trono, hasta el primogénito del esclavo, recluido en la cárcel, y a todos los primogénitos de los animales.


¿Tú te atreves a levantarte contra mi pueblo para no dejarle partir?


El hombre es estimado según su prudencia, pero el corazón perverso caerá en el desprecio.


Tu esplendor ha caído en el abismo con el susurro de tus arpas. La gusanera te hace cama y te cubren los gusanos.


¿A quién has injuriado y ultrajado? ¿Contra quién has levantado la voz y alzado altivamente tus miradas? ¡Contra el Santo de Israel!


porque el gusano los devorará como a un vestido, y como lana los consumirá la polilla; pero mi justicia durará eternamente, y mi salvación de generación en generación.


Y al salir verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí. Su gusano no morirá ni se extinguirá su fuego y serán un horror para todo el mundo.


'Hijo de hombre, di al príncipe de Tiro: Esto dice el Señor Dios: Tu corazón se ha enorgullecido y has dicho: Un dios soy yo, en la morada de un dios habito, en medio del mar. Tú, que eres un hombre y no un dios, has equiparado tu corazón al corazón de Dios.


¿Podrás decir aún: Un dios soy yo, ante los verdugos? Un hombre eres, y no un dios, en manos de quienes te traspasan.


Y el pueblo gritaba: 'Es un dios que habla, y no un hombre'.


Pero un ángel del Señor abrió por la noche las puertas de la cárcel, los sacó y dijo:


que se levantará contra todo lo divino y todo lo que tenga carácter religioso, hasta llegar a sentarse en el santuario de Dios, haciéndose pasar a sí mismo por Dios.


Unos diez días después, el Señor hirió a Nabal y murió.


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