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Habacuc 1:9 - Biblia Martin Nieto

9 Todos vienen para saquear; el ardor de su cara es como el viento del este, amontonan cautivos como arena.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Toda ella vendrá a la presa; el terror va delante de ella, y recogerá cautivos como arena.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 »Vienen sin tregua, decididos a la violencia. Sus multitudes avanzan como el viento del desierto, barriendo cautivos a su paso como si fueran arena.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 sus jinetes galopan y vienen desde lejos, vuelan como el águila que se precipita sobre su presa. Se lanzan juntos al asalto, sin mirar más que a su presa, y amontonan los cautivos como arena.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Todos ellos vienen en son de violencia. Sus rostros están fijos hacia el viento del oriente, y recogen cautivos como arena.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Vienen todos para hacer violencia, con rostros ardientes como viento solano, amontonan cautivos como arena.

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Habacuc 1:9
22 Tagairtí Cros  

Y almacenó trigo como la arena del mar, en tal cantidad que se desistió de contarlo, porque sobrepasaba toda medida.


El dinero del sacrificio por la culpa y el dinero del sacrificio por el pecado no se traía al templo del Señor, sino que era para los sacerdotes.


Y me decía: 'En mi nido moriré, cargado de días, igual que la palmera.


Si los cuento, son más numerosos que la arena; si logro terminar, aún estoy contigo.


Lo ha castigado con la dispersión, con el destierro; lo ha aventado con la fuerza de su soplo, como en día de viento solano.


Sus viudas son más numerosas que la arena del mar. Sobre las madres de jóvenes guerreros he traído, en pleno día, al devastador; hago caer sobre ellas de repente terror y espanto.


yo mando a buscar a todas las tribus del norte -dice el Señor- y a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y los traeré contra este país, contra sus habitantes y contra todas estas naciones de los contornos; las aniquilaré y las dejaré convertidas en objeto de horror, de escarnio y de oprobio perpetuo.


Yo daré orden -dice el Señor- de que vuelvan sobre esta ciudad; que la ataquen, la tomen y la prendan fuego; y a todas las ciudades de Judá las dejaré hechas un desierto despoblado'.


En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento ardiente sopla del desierto contra la hija de mi pueblo, y no para aventar ni para limpiar.


De su espesura se abalanza el león, el destructor de naciones se pone en marcha, abandona su morada para reducir tu país a un desierto; tus ciudades serán arrasadas, despobladas.


Miradla, está plantada; ¿podrá prosperar? O al soplar el viento del este, ¿no se secará? En el mismo suelo en que germinó se secará'.


Mas fue arrancada con furor, derribada en tierra, y el viento del este agostó sus frutos; quedó rota, su rama robusta se secó y lo devoró todo el fuego.


Concebirá el proyecto de apoderarse de todo el reino del sur; a tal fin, hará un pacto con él y le dará su propia hija como esposa para preparar su propia ruina; pero el proyecto no se logrará y no le saldrá bien.


Efraín es fecundo entre las cañas; pero llegará el solano, el viento del Señor se alzará del desierto, secará sus manantiales, agotará sus fuentes y se llevará todos sus tesoros, sus objetos preciosos.


¿Seguirán los caldeos vaciando sus redes, asesinando sin piedad a los pueblos?


Voy a poner en pie de guerra a los caldeos, ese pueblo cruel e impetuoso, que recorre la anchura de la tierra para apoderarse de moradas ajenas.


Isaías clama sobre Israel: Aunque el número de los israelitas fuera como la arena del mar, sólo un resto se salvará;


Los madianitas, los amalecitas y la gente de oriente estaban desplegados en el valle, tan numerosos como langostas; sus camellos eran innumerables, como la arena que hay a orillas del mar.


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