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Ezequiel 24:3 - Biblia Martin Nieto

3 Después di esta parábola a esa raza de rebeldes. Esto dice el Señor Dios: Arrima la olla, arrímala, y echa agua en ella.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y habla por parábola a la casa rebelde, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Pon una olla, ponla, y echa también en ella agua;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Luego transmíteles a esos rebeldes, mediante una ilustración, este mensaje de parte del Señor Soberano: »“Pon una olla al fuego y échale un poco de agua.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Habla, pues, en figuras para esa banda de rebeldes. Dirás de parte de Yavé: Pon la olla en el fuego y échale agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Profiere pues una parábola a la casa rebelde, y diles: Así dice Adonay YHVH: ¡Pon la olla, sí, ponla, y también echa agua en ella!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 'Propondrás, pues, una parábola a la casa de Israel y les dirás: así dice el Señor Yahveh: 'Arrima la olla al fuego, arrímala y échale agua también.

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Ezequiel 24:3
30 Tagairtí Cros  

Eliseo regresó a Guilgal. En el país había carestía. Y estando un día con él los discípulos de los profetas, dijo a su siervo: 'Pon la olla grande y cuece unas viandas para los discípulos de los profetas'.


hablaré por medio de sentencias y evocaré los misterios del pasado.


Escuchad, cielos; presta, tierra, oído, porque habla el Señor: He alimentado, he hecho crecer hijos, y ellos se han sublevado contra mí.


y yo asediaré a Ariel, y habrá tristeza y duelo. Tú serás para mí otro Ariel:


¡Ay de estos hijos rebeldes! -dice el Señor-. Ejecutan proyectos que no son los míos; conciertan pactos, mas no según mi espíritu, de modo que acumulan pecado tras pecado.


Porque es un pueblo rebelde, hijos mentirosos, que no quieren oír la voz del Señor.


Pero ellos se rebelaron contra él y afligieron su santo espíritu. Entonces él se hizo su enemigo, y peleó contra ellos.


Por segunda vez el Señor me dijo: '¿Qué ves?'. Respondí: 'Veo una olla hirviente que viene del norte'.


El Señor me dijo: 'Desde el norte se derramará la desgracia sobre todos los habitantes de la tierra.


La ciudad no será vuestra olla, ni vosotros seréis la carne en medio de ella. Dentro de la frontera de Israel os juzgaré.


los que dicen: ¿acaso no se han construido en poco tiempo las casas de la ciudad? Ella es la olla, nosotros somos la carne.


Por tanto, esto dice el Señor Dios: Los muertos, los que vosotros habéis arrojado en medio de ella, son la carne y ella es la olla, pero yo os echaré de ella.


'Hijo de hombre, tú vives en medio de la raza de rebeldes. Tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen; son un pueblo de rebeldes.


Pues yo, el Señor, hablaré. Todo cuanto yo diga será dicho y hecho sin tardanza. Porque será en vuestro tiempo, oh gente rebelde, cuando yo diré algo y lo cumpliré', dice el Señor Dios.


'Di a esta raza rebelde: ¿No sabéis lo que significa todo esto? Diles: Mirad, el rey de Babilonia llegó a Jerusalén, tomó a su rey y a sus príncipes y los llevó a Babilonia.


'Hijo de hombre, propón un enigma y cuenta una parábola a la casa de Israel.


Al decirme esto, el espíritu entró en mí, me hizo tenerme en pie y pude escuchar a aquel que me hablaba.


Él me dijo: 'Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a un pueblo de rebeldes, que se han rebelado contra mí, ellos y sus padres, hasta este mismo día.


Escuchen o no escuchen -puesto que son una raza de rebeldes-, sabrán que en medio de ellos se encuentra un profeta.


Y tú, hijo de hombre, no los temas ni tengas miedo de sus palabras. No temas, aunque te encuentres entre cardos y zarzas y habites en medio de escorpiones. No temas sus palabras ni te asustes de sus miradas, porque no son más que una raza de rebeldes.


Pero tú, hijo de hombre, escucha lo que te digo; no seas rebelde como esta raza de rebeldes; abre la boca y come lo que te doy'.


Porque esto dice el Señor Dios: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, olla toda roñosa, cuya herrumbre no se quita! Vacíala trozo a trozo, sin echar suerte sobre ella,


he hecho tu frente dura como el diamante, más dura que la roca. No los temas ni te asustes de ellos. Son una raza de rebeldes'.


Aquel día se contará sobre vosotros un proverbio, se cantará una elegía y se dirá: '¡Estamos totalmente arruinados! Se ha vendido la porción de mi pueblo, y nadie ya la restituye. ¡Entre los apóstatas se reparten nuestros campos!'.


Intentaban prenderlo, porque comprendieron que la parábola iba por ellos; pero temían a la gente. Lo dejaron, y se fueron.


Él dijo: 'A vosotros se os ha dado conocer los secretos del reino de Dios, pero a los demás sólo en parábolas, para que aunque miren no vean y aunque oigan no entiendan.


Hombres de cabeza dura e incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como fueron vuestros padres, así sois también vosotros.


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