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Ezequiel 19:7 - Biblia Martin Nieto

7 Devastó sus palacios, asoló sus ciudades; país y habitantes estaban espantados al oír su rugido.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Saqueó fortalezas, y asoló ciudades; y la tierra fue desolada, y cuanto había en ella, al estruendo de sus rugidos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Derribó fortalezas y destruyó sus aldeas y ciudades. Las granjas quedaron devastadas, y las cosechas, destruidas. La tierra y sus habitantes temblaban de miedo cuando lo oían rugir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Destruyó sus palacios, arrasó sus ciudades, sus rugidos aterrorizaban al país y a sus habitantes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Hizo estragos en palacios y arrasaba ciudades; Quedó desolada la tierra y cuanto había en ella, A causa del estruendo de sus rugidos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Destruyó sus fortalezas, devastó sus ciudades, a la voz de su rugido temblaba el país y sus habitantes.

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Ezequiel 19:7
14 Tagairtí Cros  

Pero el Faraón Necó lo encadenó en Ribla, en el país de Jamat, lo destronó de Jerusalén e impuso al país un tributo de tres mil cuatrocientos kilos de plata y treinta y cuatro de oro.


Como rugido de león es la cólera del rey, pero su favor es como rocío sobre hierba.


Hombre perverso que oprime a los pobres es lluvia devastadora que priva de pan.


Pero tus ojos y tu corazón buscan tan sólo tu propio interés, sangre inocente que derramar, explotación y violencia que ejercer.


Y dirás al pueblo del país: Esto dice el Señor Dios a los habitantes de Jerusalén y a la tierra de Israel: Comerán su pan con angustia y beberán su agua con estremecimiento, porque su tierra será devastada a causa de la violencia de todos sus habitantes.


Andaba éste entre los leones, se hizo un león joven, aprendió a atrapar la presa y a devorar hombres.


A su caza salieron las gentes de las regiones circundantes, tendieron contra él una red y en su fosa quedó preso.


En ella sus príncipes son como león rugiente ávido de presa, devoran a las personas, se apoderan de haciendas y riquezas y aumentan el número de las viudas.


Dejaré secos sus Nilos, abandonaré el país en manos de asesinos, devastaré la tierra y cuanto encierra por mano de extranjeros. Yo, el Señor, he hablado.


No habéis fortalecido a las débiles ni habéis curado a las enfermas; no habéis vendado a las heridas, no habéis hecho volver a las descarriadas ni buscado a las perdidas, sino que las habéis conducido con crueldad y violencia.


del país. Ésta será su posesión en Israel. Así mis príncipes no oprimirán más al pueblo, sino que dejarán el país a la casa de Israel, a sus tribus.


El Señor Dios ha jurado por sí mismo, palabra del Señor, Dios omnipotente: Yo detesto la soberbia de Jacob y odio sus palacios; entregaré la ciudad y cuanto hay en ella;


Escuchad, pueblos todos, presta oído, tierra y todo cuanto te llena; el Señor va a testificar contra vosotros, el Señor desde su santo templo.


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