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Eclesiastés 8:8 - Biblia Martin Nieto

8 No tiene poder el hombre sobre su vida para retenerla, ni sobre el día de la muerte; y no hay quien se libre de este combate, ni la iniquidad salva al que la posee.

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Biblia Reina Valera 1960

8 No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Nadie puede retener su espíritu y evitar que se marche. Nadie tiene el poder de impedir el día de su muerte. No hay forma de escapar de esa cita obligatoria: esa batalla oscura. Y al enfrentarse con la muerte, la maldad no rescatará al malvado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ningún hombre es dueño del soplo de vida, nadie puede disponer del día de su muerte. Es un combate sin piedad y no hay maldad que nos pueda salvar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte. No hay escape en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Nadie tiene poder sobre el aliento para detenerlo, ni nadie es dueño del día de su muerte. Nadie se libra del combate, ni el crimen salva a su autor.

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Eclesiastés 8:8
21 Tagairtí Cros  

Porque todos morimos y somos como agua derramada en tierra y que no puede recogerse. Dios no quita la vida, ni quiere que el fugitivo esté exiliado lejos de él.


Fueron tras ellos hasta el Jordán y vieron que todo el camino estaba lleno de vestidos y objetos que habían tirado los sirios en su precipitada huida. Los mensajeros regresaron y comunicaron al rey la noticia.


Puesto que están contados ya sus días, si por ti está fijada la cuenta de sus meses, si has señalado un límite que no podrá cruzar,


Si él retirara hacia sí su soplo, si retrajera a sí su aliento,


Acuérdate de que mi vida es breve, de que los hombres que creaste duran muy poco tiempo.


el Señor se ha dado a conocer, ha hecho justicia, ha enredado al malvado en la obra de sus manos.


No se afirma el hombre por la maldad, la raíz de los justos no será arrancada.


El injusto es arrastrado por su propia injusticia; pero el justo encuentra refugio en su justicia.


Quién sabe si el aliento del hombre sube arriba y el de las bestias desciende bajo la tierra?


y que no tendrá la felicidad el malhechor, y no prolongará sus días más que como una sombra, porque no teme a Dios.


El hombre no conoce su hora: como los peces que son apresados en la red fatal y como los pájaros que se enredan en el lazo, así los hombres se dejan enredar por el infortunio cuando de improviso cae sobre ellos.


Vosotros decís: Hemos firmado un pacto con la muerte, con el abismo hemos hecho un pacto: cuando pase el azote destructor, no nos alcanzará, porque hemos puesto en la mentira nuestro abrigo, nuestro refugio en el engaño.


Será anulado vuestro pacto con la muerte, no valdrá vuestro pacto con el abismo; cuando pase el azote destructor os aplastará;


Te sentías segura en tu maldad; pensabas: No hay quien me vea. Tu sabiduría y tu ciencia te han perdido. Pensabas en tu corazón: Yo, y nadie más fuera de mí.


Se siembra una cosa despreciable, y resucita gloriosa; se siembra una cosa débil, y resucita con fuerza.


Fue crucificado en razón de su flaqueza, pero ahora vive por el poder de Dios. Yo también participo de su debilidad y participaré, frente a vosotros, de su poderosa vida divina.


Y del mismo modo que está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después haya un juicio,


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