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Colosenses 3:8 - Biblia Martin Nieto

8 Pero ahora dejad todo eso: la ira, el rencor, la malicia, los insultos y las groserías.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 pero ahora es el momento de eliminar el enojo, la furia, el comportamiento malicioso, la calumnia y el lenguaje sucio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Pues bien, ahora rechacen todo eso: enojo, arrebatos, malas intenciones, ofensas y todas las palabras malas que se pueden decir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Pero ahora, desechad también vosotros todas estas cosas: Ira, enojo, malicia, maledicencia, lenguaje obsceno de vuestra boca.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Pero ahora dejad a un lado también todas estas otras: ira, animosidad, malignidad, injurias, groserías salidas de vuestra boca.

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Colosenses 3:8
35 Tagairtí Cros  

deja la ira, desiste del enfado, no te acalores, que es peor para ti;


Comenzar un pleito es abrir un dique, retírate antes de complicarte en él.


Al hombre violento hay que castigarlo, porque si le perdonas le harás más violento.


Un hombre iracundo provoca querellas, un hombre colérico multiplica las faltas.


Pero yo os digo que el que se irrite con su hermano será llevado a juicio; el que insulte a su hermano será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo injurie gravemente será llevado al fuego.


adulterios, avaricia, maldad, engaño, desenfreno, envidia, blasfemia, soberbia y estupidez.


Comportémonos decentemente, como en pleno día; nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de peleas ni envidias;


pues aún sois carnales. Desde el momento que hay envidias y discordias entre vosotros, ¿no es porque aún sois carnales y vivís a lo humano?


Pues temo que cuando yo vaya no os encuentre como yo quisiera, y vosotros no me encontréis a mí como vosotros quisierais; temo que haya rivalidades, envidias, animosidades, ambiciones, discordias, detracciones, murmuraciones, engreimientos, alborotos;


Pero si os mordéis y devoráis los unos a los otros, llegaréis a destruiros mutuamente.


idolatría, supersticiones, enemistades, disputas, celos, iras, litigios, divisiones, partidismos,


No busquemos la vanagloria, provocándonos mutuamente y teniendo envidia unos a otros.


debéis despojaros de vuestra vida pasada, del hombre viejo, corrompido por las concupiscencias engañosas,


Por esto, desterrad la mentira, y que cada uno diga la verdad a su prójimo, pues somos miembros los unos de los otros.


Si os indignáis, no lleguéis a pecar y que vuestra indignación cese ates de que se ponga el sol;


No digáis palabras groseras; que vuestro lenguaje sea bueno, edificante y oportuno, para que hagáis bien a los que os escuchan.


ni palabras torpes, groserías o bajezas, cosas que no están bien; por el contrario, alabad a Dios.


Por tanto, destruid todo lo que hay de terrenal en vuestro cuerpo: la lujuria, la impureza, las pasiones, los apetitos desordenados y la avaricia que es una idolatría;


No os engañéis unos a otros, pues os habéis despojado del hombre viejo con su manera de actuar


a mí, que fui antes un blasfemo y violento perseguidor de la Iglesia. Pero tuvo misericordia conmigo, porque, careciendo de fe, obré por ignorancia;


entre los que se encuentran Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar.


Precisamente por eso también nosotros, envueltos como estamos en una gran nube de testigos, debemos liberarnos de todo aquello que es un peso para nosotros y del pecado, que fácilmente nos seduce, y correr con perseverancia en la prueba que se nos propone,


¿No son ellos los que blasfeman el hermoso nombre que ha sido invocado sobre vosotros?


Desechad toda maldad todo engaño y toda clase de hipocresía envidia o maledicencia.


Con sus discursos pomposos y vacíos despiertan los deseos carnales y el desenfreno de aquellos que apenas habían logrado escapar de los que viven en el error.


y libró al justo Lot, entristecido ante la conducta lujuriosa de aquellos hombres desenfrenados


olas bravías del mar, que arrojan la espuma de sus impurezas; estrellas errantes, a las que est reservada la oscuridad de las tinieblas por toda la eternidad.


De un modo semejante, también estos, alucinados en sus delirios, manchan su cuerpo, desprecian la autoridad del Señor y blasfeman contra los seres gloriosos.


Los hombres fueron quemados con terribles quemaduras, y blasfemaron contra el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, en vez de arrepentirse para darle gloria.


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