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Colosenses 3:5 - Biblia Martin Nieto

5 Por tanto, destruid todo lo que hay de terrenal en vuestro cuerpo: la lujuria, la impureza, las pasiones, los apetitos desordenados y la avaricia que es una idolatría;

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Biblia Reina Valera 1960

5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Así que hagan morir las cosas pecaminosas y terrenales que acechan dentro de ustedes. No tengan nada que ver con la inmoralidad sexual, la impureza, las bajas pasiones y los malos deseos. No sean avaros, pues la persona avara es idólatra porque adora las cosas de este mundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Por tanto, hagan morir en ustedes lo que es 'terrenal', es decir, libertinaje, impureza, pasión desordenada, malos deseos y el amor al dinero, que es una manera de servir a los ídolos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Haced morir pues lo terrenal en vuestros miembros: Fornicación, impureza, pasión desordenada, deseo malo, y la avaricia, que es idolatría;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Haced morir, pues, cuanto hay de terreno en vosotros: lujuria, impureza, pasión, deseo malo, y la sed de lucro, que es una idolatría.

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Colosenses 3:5
34 Tagairtí Cros  

Los cálices y los brazos hacían un solo cuerpo con el candelabro, y todo el conjunto era de oro puro forjado.


Porque del corazón provienen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias.


Por esto Dios los abandonó a sus pasiones vergonzosas; pues, por una parte, sus mujeres cambiaron las relaciones naturales del sexo por otras contra la naturaleza.


Están llenos de injusticia, malicia, perversidad, codicia, maldad; rebosantes de odio, de asesinatos, de disputas, de engaño, de malignidad; chismosos,


No entreguéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de injusticia. Al contrario, entregaos a Dios como muertos que han vuelto a la vida, entregad vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia;


Sabemos que nuestro hombre viejo ha sido crucificado con él para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado;


pero veo en mi cuerpo una ley que lucha contra la ley de mi espíritu y me esclaviza a la ley del pecado que hay en mi cuerpo.


Pues cuando seguíamos nuestros bajos instintos, la ley avivaba nuestras pasiones pecaminosas, que producían en nuestro cuerpo frutos de muerte.


Porque si vivís según los bajos instintos, moriréis; pero si, conforme al Espíritu, dais muerte a las acciones carnales, viviréis.


Es cosa pública entre vosotros la deshonestidad, y tal deshonestidad que no se encuentra ni entre los paganos, hasta el punto de convivir uno con la mujer de su padre.


Eso erais antes algunos; pero habéis sido lavados, consagrados y justificados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios.


'Los manjares para el estómago y el estómago para los manjares'. Pero Dios exterminará ambas cosas. El cuerpo no es para la lujuria, sino para el Señor, y el Señor, para el cuerpo.


Huid de la lujuria. Cualquier otro pecado cometido por el hombre queda fuera del cuerpo, pero el pecado de lujuria daña al propio cuerpo.


y que, cuando llegue, me humille mi Dios por causa vuestra y tenga que llorar por muchos que antes pecaron y no se han arrepentido de la impureza, de la lujuria y el desenfreno a que se entregaron.


Los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias.


han perdido todo sentido moral y se han entregado al vicio, realizando desenfrenadamente toda clase de inmoralidades.


En él también fuisteis circuncidados con una circuncisión hecha no por la mano del hombre, sino con la circuncisión de Cristo, que consiste en despojaros de vuestros apetitos carnales.


Ahora bien, ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación: que huyáis de la impureza,


sin dejarse llevar por la pasión, como hacen los paganos, que no conocen a Dios.


Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males. Algunos, arrastrados por ese amor al dinero, se han apartado de la fe y están atormentados por muchos remordimientos.


que nadie sea lujurioso ni desprecie la religión, como Esaú, quien, por una comida, vendió sus derechos de primogénito.


Que el matrimonio sea tenido en gran honor y el lecho conyugal esté sin mancha, porque Dios juzgará a los lujuriosos y a los adúlteros.


Que la avaricia no se apodere de vosotros. Contentaos con lo que tenéis, porque Dios mismo ha dicho:


¿De dónde vienen las luchas y los litigios entre vosotros? ¿No provienen acaso de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros?


Queridos hermanos, como a gente de paso en tierra extraña, os exhorto a que os abstengáis de las pasiones carnales, que hacen la guerra al espíritu.


Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los homicidas, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el estanque ardiente de fuego y de azufre: ésta es la segunda muerte'.


Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los homicidas, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.


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