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2 Tesalonicenses 1:11 - Biblia Martin Nieto

11 En este sentido pedimos sin cesar por vosotros: que nuestro Dios os haga dignos de vuestra vocación y que con su poder lleve a término todos vuestros buenos deseos y la obra de vuestra fe.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Así que seguimos orando por ustedes, pidiéndole a nuestro Dios que los ayude para que vivan una vida digna de su llamado. Que él les dé el poder para llevar a cabo todas las cosas buenas que la fe los mueve a hacer.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Estos son nuestros pensamientos en todo momento mientras rogamos por ustedes: que nuestro Dios los haga dignos de su llamada y que, por su poder, lleve a efecto sus buenos propósitos, haciendo que su fe sea activa y eficiente.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Para lo cual, asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os considere dignos del llamamiento, y lleve a cumplimiento con poder todo propósito de bondad y obra de fe;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Teniendo esto en cuenta, no cesamos de orar por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de su llamada y lleve a cabo, con su poder, todo buen propósito y actividad de fe,

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2 Tesalonicenses 1:11
41 Tagairtí Cros  

El Señor lo hará todo por mí. Señor, tu amor es eterno, no abandones la obra de tus manos.


admirad sus murallas, fijaos en sus palacios, para contar a las generaciones venideras


Tú no quieres ofrendas ni holocaustos; si te los ofreciera, no los aceptarías.


Bendito sea el Señor día tras día, él cuida de nosotros, es nuestro salvador.


La senda de los justos es como la luz del alba, cuyo esplendor va creciendo hasta el pleno día.


Aquel día se dirá: Éste es nuestro Dios, de quien esperamos que nos salve; éste es el Señor, en quien esperamos. Alegrémonos, gocémonos, porque nos ha salvado.


Deje el malvado su camino, y el malhechor sus pensamientos; conviértase al Señor, que tendrá piedad de él; a nuestro Dios, que es generoso en el perdón.


¿Iba yo a abrir el seno para no hacer nacer? - dice el Señor-. O yo, que hago nacer, ¿lo iba a cerrar? -dice tu Dios-.


Si nuestro Dios, a quien nosotros veneramos, quiere librarnos del ardiente horno de fuego y de tus manos, oh rey, nos librará.


Esforcémonos en conocer al Señor. Es cierta como la aurora su venida: vendrá a nosotros como viene la lluvia, como la lluvia de primavera que fecunda la tierra.


¿Quién eres tú, monte grande? Ante Zorobabel, como una llanura; él sacará la piedra clave entre gritos de júbilo: ¡Qué hermosa es! ¡Qué hermosa es!


La tierra por sí misma da el fruto: primero la hierba, luego la espiga, después el grano gordo en la espiga.


No tengáis miedo, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha decidido daros el reino.


Dios, a quien sirvo de todo corazón predicando el evangelio de su Hijo, es testigo de que os recuerdo constantemente,


porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.


Hermanos, yo estoy convencido de que tenéis muy buena voluntad y mucha sabiduría para aconsejaros unos a otros.


Y a los que predestinó, los llamó; y a los que llamó, los justificó; y a los que justificó, los hizo partícipes de su gloria.


Él os mantendrá firmes hasta el fin, para que nadie os pueda reprochar nada el día de la venida de nuestro Señor Jesucristo.


no ceso de dar gracias por vosotros recordándoos en mis oraciones,


Por puro amor nos ha predestinado a ser sus hijos adoptivos, por medio de Jesucristo y conforme al beneplácito de su voluntad,


dándonos a conocer el designio misterioso de su voluntad, según los planes que se propuso realizar por medio de Cristo


persuadido de que quien comenzó en vosotros la buena obra la llevará a feliz término para el día de Cristo Jesús.


pues es Dios el que obra en vosotros el querer y el obrar, según su voluntad.


corro hacia la meta, hacia la vocación celeste de Dios en Cristo Jesús.


Sin cesar presentamos a Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, la eficacia de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo.


Esto es una manifestación del justo juicio de Dios, para haceros así dignos de su reino, por el cual padecéis.


Precisamente para esto os llamó por nuestra predicación del evangelio, para que alcancéis la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


fijando nuestra mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien, para obtener la gloria que se le proponía, soportó la cruz, aceptando valientemente la ignominia, y está sentado a la diestra del trono de Dios.


Por eso, hermanos, miembros del pueblo de Dios, partícipes de una vocación celeste, considerad al apóstol y sumo sacerdote de la fe que profesamos, a Jesús,


El Dios de toda gracia que os llamó en Cristo a su eterna gloria, él mismo os perfeccionará después de un breve padecer, os confirmará, os fortalecerá y os consolidará.


Pero tienes todavía en Sardes algunas personas que no han manchado sus vestidos; ellas caminarán conmigo con vestiduras blancas, porque son dignas de ello.


De ellos has hecho para nuestro Dios un reino de sacerdotes, que reinarán sobre la tierra.


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