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2 Reyes 6:33 - Biblia Martin Nieto

33 Aún estaba hablando con ellos, cuando el rey bajó adonde él estaba y le dijo: 'Esta desgracia procede del Señor. ¿Qué más puedo esperar de él?'.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

33 Aún estaba él hablando con ellos, y he aquí el mensajero que descendía a él; y dijo: Ciertamente este mal de Jehová viene. ¿Para qué he de esperar más a Jehová?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Mientras Eliseo decía esto, el mensajero llegó, y el rey dijo: —¡Todo este sufrimiento viene del Señor! ¿Por qué seguiré esperando al Señor?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Todavía estaba hablando Eliseo con ellos cuando llegó a la casa el rey: 'Esta desgracia viene de Yavé, dijo, ¿qué puedo ya esperar de Yavé?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Aún hablaba con ellos, cuando he aquí el mensajero° bajaba a él, y dijo: Reconozco que esta desgracia es de parte de YHVH. ¿Qué más podría esperar de parte de YHVH?°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Estaba aún hablando con ellos cuando bajó el rey y le dijo: 'Ciertamente esta desgracia viene de Yahveh. ¿Qué puedo yo esperar ya de Yahveh?'.

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2 Reyes 6:33
32 Tagairtí Cros  

Caín dijo al Señor: 'Mi iniquidad es tan grande que no puedo soportarla.


Entonces el rey de Israel exclamó: '¡Ay! Sin duda que el Señor ha reunido a estos tres reyes para entregarlos en manos de Moab'.


Entonces Eliseo dijo: 'Escuchad la palabra del Señor. Esto dice el Señor: Mañana a estas horas, a la puerta de Samaría, quince kilos de flor de harina se conseguirán por una moneda de plata, y treinta kilos de cebada también por una moneda'.


Pero extiende tu mano y toca todos sus bienes. ¡Verás si no te maldice a la cara!'.


'Desnudo salí del vientre de mi madre, desnudo allá regresaré. El Señor me lo había dado, el Señor me lo ha quitado; sea bendito el nombre del Señor'.


cuando revuelves contra Dios tu furia al proferir tales palabras!


Pero extiende tu mano y toca sus huesos y su carne. Verás si no te maldice a la cara'.


Su mujer le dijo: '¿Todavía perseveras en tu rectitud? ¡Maldice a Dios y muere!'.


Espera en el Señor, ten ánimo, sé fuerte, espera en el Señor.


Descansa en el Señor, confía en él, no te irrites contra el que prospera ni contra el hombre que maneja intrigas;


pues los criminales serán exterminados, mas los que esperan en el Señor heredarán la tierra.


Desde su altura tratan de derrocarme, se complacen en la falsedad; con la boca bendicen y con el corazón maldicen.


La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego su corazón se irrita contra el Señor.


Su ánimo es firme y mantiene la paz, porque confía en ti.


El que de vosotros tema al Señor y escuche la voz de su siervo, el que camine en tinieblas, sin ver ninguna claridad, confíe en el nombre del Señor y apóyese en su Dios.


Con ansia espero en el Señor, que ha ocultado su rostro a la casa de Jacob; en él confío.


Y vagará por el país, abatido y hambriento; por el hambre se desesperará y maldecirá a su rey y a su Dios. Levantará sus ojos a lo alto,


Ten cuidado, no se descalce tu pie y se seque tu garganta. Pero tú dices: '¡Déjame en paz; yo amo a extranjeros y tras ellos quiero irme!'.


¿Quién dijo algo y quedó hecho? ¿No es el Señor el que decide?


¿Por qué el mortal se queja si sigue viviendo de sus pecados?


Hijo de hombre, di también a la casa de Israel: Así andáis diciendo vosotros: Nuestros delitos y nuestros pecados pesan sobre nosotros y por causa de ellos nos consumimos poco a poco. ¿Cómo podríamos vivir?


¿Sonará la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucederá en la ciudad una desgracia sin que el Señor la haya causado?


pues es aún una visión para una fecha fija, llegará a su término y no fallará; si tarda, espérala, pues llegará en el momento preciso'.


Sobre la necesidad de orar siempre sin desfallecer jamás, les dijo esta parábola:


para que Satanás no se aproveche de todo, pues no ignoramos sus astucias.


De modo que ahora debéis más bien perdonarle y consolarle, no sea que se desespere de tanta tristeza.


Entonces Saúl dijo a su escudero: 'Desenvaina tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan esos incircuncisos y se burlen de mí'. Pero su escudero no quiso, pues tenía mucho miedo. Entonces Saúl agarró su espada y se echó sobre ella.


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