Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





2 Reyes 22:19 - Biblia Martin Nieto

19 Por haberse conmovido tu corazón y haberte humillado delante del Señor al oír las palabras con que él ha amenazado a este lugar y a sus habitantes, el terror y la maldición, y haber llorado delante de mí, yo también te he escuchado, dice el Señor.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

19 ‘Estabas apenado y te humillaste ante el Señor al oír lo que yo pronuncié contra esta ciudad y sus habitantes, que esta tierra sería maldita y quedaría desolada. Rasgaste tu ropa en señal de desesperación y lloraste delante de mí, arrepentido. Ciertamente te escuché, dice el Señor.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Tu corazón se ha conmovido y te has humillado delante de Yavé al oír lo que se dice en contra de este lugar y de sus habitantes, cuya suerte será espantosa, como una verdadera maldición. Rasgaste tu ropa y lloraste delante de mí y yo te he atendido -¡oráculo de Yavé!

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

19 pero ya que tu corazón está tierno y humillado delante de YHVH al escuchar lo que he pronunciado contra este lugar y contra sus habitantes, que llegarían a ser desolación y maldición, y has rasgado tus vestidos, y has llorado delante de mí, también Yo he escuchado, dice YHVH.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 'Por haberse conmovido tu corazón y por haberte humillado tú ante Yahveh al oír lo que he pronunciado contra este lugar y sus habitantes, que se han de convertir en objeto de desolación y maldición, y por haber rasgado tus vestiduras y llorado en mi presencia, yo también te he escuchado. ¡Oráculo de Yahveh!

Féach an chaibidil Cóip




2 Reyes 22:19
44 Tagairtí Cros  

'¿Has visto cómo Ajab se ha humillado ante mí? Por eso, no acarrearé la desgracia sobre su casa en sus días, sino en los días de su hijo'.


Entonces Isaías, hijo de Amós, mandó a decir a Ezequías: 'Esto dice el Señor, Dios de Israel: La oración que me has dirigido con motivo de Senaquerib, rey de Asiria, la he escuchado.


'Vuélvete y di a Ezequías, jefe de mi pueblo: Esto dice el Señor, Dios de tu padre David: He escuchado tu oración y he mirado tus lágrimas. Te voy a devolver la salud. Dentro de tres días podrás ir al templo del Señor.


Cuando el rey oyó las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestiduras


Pero Ezequías se arrepintió de su soberbia y con él todos los habitantes de Jerusalén, por lo que la ira del Señor no cayó sobre ellos en vida de Ezequías.


En medio de su angustia imploró al Señor, su Dios, y se humilló profundamente delante del Dios de sus padres.


Su oración y su acogida, todas sus prevaricaciones y su impiedad, los lugares en los que levantó altares y puso imágenes de Aserá e ídolos antes de su conversión, están escritos en las crónicas de Jozay.


Pero no se humilló delante del Señor, como se había humillado su padre Manasés; al contrario, aumentó su culpabilidad.


Por haberse conmovido tu corazón y haberte humillado delante del Señor al oír las palabras con que él ha amenazado a este lugar y a sus habitantes, por haberte humillado delante de mí, por haberte rasgado las vestiduras y haber llorado delante de mí, también yo te he escuchado, dice el Señor.


Mientras Esdras oraba y hacía esta confesión llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó junto a él una gran multitud de israelitas, mujeres y niños; todos lloraban amargamente.


Al oír estas palabras, yo me senté y me puse a llorar. Permanecí en duelo algunos días, ayunando y orando ante el rey del cielo.


Entonces Nehemías, el gobernador; Esdras, el sacerdote-escriba, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea: 'Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios; no estéis tristes, no lloréis'. Porque todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley.


ante ti se estremece mi cuerpo de terror, tengo miedo de tus decisiones.


ríos de lágrimas caen de mis ojos porque tu ley no se observa.


Señor, abre mis labios, y mi boca anunciará tu alabanza.


El sacrificio que Dios quiere es un espíritu contrito, un corazón contrito y humillado, tú, oh Dios, no lo desprecias.


Moisés y Aarón se presentaron al Faraón, y le dijeron: 'Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte delante de mí? Deja salir a mi pueblo para que me sirva.


Escuchadme los de corazón indómito, los que estáis lejos de la justicia.


Pues esto dice el altísimo, el excelso, el que habita una morada eterna y cuyo nombre es santo: Yo habito en una morada excelsa y santa, pero también estoy con el hombre arrepentido y humilde, para reanimar el espíritu de los humildes, para reconfortar el corazón afligido.


Todo esto lo ha hecho mi mano, y mío es todo ello -dice el Señor-. Pero aquel en quien fijo yo mis ojos es el humilde, el de contrito corazón, que tiembla a mi palabra.


Escuchad la palabra del Señor los que tembláis a su palabra: Han dicho vuestros hermanos que os odian, que os aborrecen a causa de mi nombre. ¡Que el Señor manifieste su gloria para que podamos ver vuestra alegría! Pero ellos serán avergonzados.


Si no escucháis este aviso, mi alma llorará en secreto por vuestro orgullo; llorará sin descanso y mis ojos derramarán lágrimas, porque el rebaño del Señor es conducido al cautiverio.


Tú les dirás estas palabras: 'Mis ojos se derriten en lágrimas noche y día sin descanso, por el gran desastre que quebranta a la virgen, hija de mi pueblo, por su gravísima herida.


trataré a este templo como a Silo y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra'.


Miqueas les refirió todo lo que había oído cuando Baruc leía el libro al pueblo.


Pero no se espantaron ni se rasgaron las vestiduras el rey ni ninguno de sus servidores al oír estas palabras;


El Señor no podía soportar más la maldad de vuestras acciones y las monstruosidades que habéis cometido; por eso vuestro país ha quedado convertido en un desierto, objeto de horror y execración, sin ningún habitante, como sucede actualmente.


¡Quién me brindara en el desierto un albergue de ambulantes! Abandonaría entonces a mi pueblo; me alejaría de él, porque son todos adúlteros, una pandilla de traidores.


y le dijo: 'Pasa por la ciudad, recorre Jerusalén y marca con una cruz la frente de los hombres que gimen y lloran por todas las nefastas acciones que se cometen dentro de ella'.


Se te ha dado a conocer, oh hombre, lo que es bueno, lo que el Señor exige de ti. Es esto: practicar la justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios.


Un israelita llevó a su casa a una madianita a la vista de Moisés y de toda la comunidad, mientras estaban todos llorando a la entrada de la tienda de la reunión.


Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella,


Y todas las naciones se preguntarán: ¿Por qué el Señor ha tratado así a esta tierra? ¿Por qué se encendió tanto su furor?


Entonces todo el ejército de Israel y todo el pueblo fueron a Betel y allí lloraron ante el Señor y ayunaron aquel día hasta la tarde y ofrecieron al Señor holocaustos y sacrificios de reconciliación.


Y los hombres de David le dijeron: 'Mira, hoy es el día del que te dijo el Señor: Yo pongo a tu enemigo en tu mano; trátale como bien te parezca'. David se levantó y sigilosamente cortó la orla del manto de Saúl.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí