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2 Crónicas 30:27 - Biblia Martin Nieto

27 Los sacerdotes y los levitas, de pie, dieron la bendición al pueblo. El Señor escuchó su voz, y su oración llegó hasta su santa morada en el cielo.

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Biblia Reina Valera 1960

27 Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Luego los sacerdotes y los levitas se pusieron de pie y bendijeron al pueblo, y Dios escuchó su oración desde su santa morada en el cielo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Los sacerdotes y levitas bendijeron al pueblo; y fue escuchada su voz y su oración penetró en el cielo a su santa Morada.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Después los sacerdotes y los levitas se levantaron y bendijeron al pueblo; y fue escuchada su voz, y su oración llegó hasta la morada de su santidad en los cielos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Luego se levantaron los sacerdotes y los levitas y bendijeron al pueblo. Su voz fue escuchada y su oración llegó hasta la santa morada, hasta el cielo.

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2 Crónicas 30:27
14 Tagairtí Cros  

Escucha la plegaria que tu siervo y tu pueblo Israel te hagan en este lugar; escúchala desde tu morada en los cielos; escúchalos y perdona.


escúchala tú desde el cielo, lugar de tu morada, y perdona; da a cada uno según su conducta, pues sólo tú conoces el corazón de todos los hombres;


Yehoyadá encomendó la custodia del templo del Señor a los sacerdotes levitas; pues David les había encomendado el templo del Señor como herencia para ofrecer en él holocaustos, según está escrito en la ley de Moisés, en medio de cánticos y júbilo, conforme a la ordenación de David.


Escucha la plegaria que tu siervo y tu pueblo Israel hagan en este lugar; escúchala desde tu morada en los cielos, escúchalos y perdona.


Cantad a Dios, cantad himnos a su nombre, abrid paso al que cabalga por las nubes; su nombre es 'El Señor', celebrad su presencia.


Éste examinó después toda la obra, y constató que los israelitas la habían ejecutado como el Señor se lo había mandado; y Moisés los bendijo.


Pues esto dice el altísimo, el excelso, el que habita una morada eterna y cuyo nombre es santo: Yo habito en una morada excelsa y santa, pero también estoy con el hombre arrepentido y humilde, para reanimar el espíritu de los humildes, para reconfortar el corazón afligido.


Mira desde el cielo y contempla, desde tu morada santa y gloriosa. ¿Dónde está tu celo y tu poder, la conmoción de tus entrañas? ¡Ah, no reprimas tu piedad,


Esto dice el Señor: El cielo es mi trono y la tierra el escabel de mis pies. ¿Qué casa podríais construirme, y qué lugar para reposo mío?


Bajaba hasta las raíces de los montes. Yo ya me veía su eterno prisionero; pero tú, Señor, Dios mío, me salvaste de la muerte.


Y él, mirándolo fijamente y atemorizado, dijo: '¿Qué pasa, Señor?'. Y le dijo: 'Tus oraciones y tus limosnas han subido a la presencia de Dios, que se ha acordado de ti.


El Señor puso entonces aparte la tribu de Leví, destinándola a llevar el arca de la alianza del Señor, a estar en su presencia, darle culto y bendecir en su nombre, como siguen haciendo hasta hoy.


Mira desde tu santa morada, desde los cielos, y bendice a tu pueblo y a la tierra que nos has dado, como habías jurado a nuestros padres, tierra que mana leche y miel.


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