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2 Crónicas 20:12 - Biblia Martin Nieto

12 Dios nuestro, júzgalos tú, pues nosotros nos sentimos impotentes frente a esta horda ingente que nos asalta. No sabemos qué hacer; nuestros ojos se vuelven a ti'.

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Biblia Reina Valera 1960

12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Oh Dios nuestro, ¿no los vas a detener? Somos impotentes ante este ejército poderoso que está a punto de atacarnos. No sabemos qué hacer, pero en ti buscamos ayuda».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Oh Dios nuestro, ¿no harás justicia con ellos? Pues nosotros no tenemos fuerza para hacer frente a esta gran multitud que viene contra nosotros y no sabemos qué hacer. Pero nuestros ojos se vuelven a ti.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¡Oh Dios nuestro! ¿No los castigarás Tú? Porque no hay fuerza en nosotros contra esta gran multitud que viene contra nosotros, ni sabemos qué hacer; por eso volvemos nuestros ojos a ti.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 ¡Oh Dios nuestro! ¿No harás tú justicia contra ellos? Porque nosotros no tenemos fuerza frente a una muchedumbre tan grande como ésa que viene contra nosotros y no sabemos qué hacer. Pero hacia ti volvemos nuestros ojos'.

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2 Crónicas 20:12
24 Tagairtí Cros  

Ella dijo: 'Que el rey se digne pronunciar el nombre del Señor, su Dios, para que el vengador de sangre no aumente mi desgracia y no maten a mi hijo'. Él respondió: 'Vive el Señor, que no caerá en tierra ni un pelo de tu hijo'.


Hacia ti, ¡oh rey, mi señor!, se dirigen los ojos de todo Israel, para que les manifiestes quién se debe sentar en el trono del rey, mi señor, después de él.


El criado del hombre de Dios se levantó de madrugada y, al salir, vio la tropa que sitiaba la ciudad con caballos y carros. El muchacho dijo a Eliseo: '¡Ay, señor mío!, ¿qué hacemos?'.


Todo Judá permanecía de pie delante del Señor, incluidas sus mujeres e hijos pequeños.


Señor, Señor, hacia ti vuelvo mis ojos, en ti me refugio, no me rechaces;


Tengo mis ojos fijos en el Señor, él sacará mis pies del cepo.


Hazme justicia, oh Dios, y defiende mi causa contra esta mala gente, líbrame del hombre falso y criminal.


que el enemigo me persiga y que me alcance, que me estrelle vivo contra el suelo y esparza mis entrañas en el polvo.


Que la asamblea de los pueblos se reúna en torno a ti y presídela tú desde tu trono.


Que no por siempre estará el pobre en el olvido, no se pierde por siempre la esperanza del mísero.


Levántate, juez de la tierra, dales su merecido a los soberbios.


Él gobernará las naciones y dictará sus leyes a pueblos numerosos, que trocarán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. No alzará ya la espada pueblo contra pueblo ni se entrenarán ya para la guerra.


No desistirá, no desmayará hasta que implante en la tierra la justicia y sus leyes, que las islas esperan.


Volveos a mí y os salvaréis, confines todos de la tierra, porque yo soy Dios y nadie más.


Tú me arrojaste en el abismo, en el fondo del mar, y las olas me envolvieron; todo tu oleaje, todas tus ondas han pasado sobre mí.


El Señor saldrá en defensa de su pueblo, / tendrá misericordia de sus siervos, / cuando vea que se agotan sus fuerzas / y que no queda entre ellos ni esclavo ni libre.


Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco; el jinete se llama el fiel, el veraz, y juzga y lucha con justicia.


Por tanto, yo no te he ofendido, pero tú me haces injuria declarándome la guerra. Que el Señor, el juez, juzgue hoy entre los israelitas y los amonitas'.


Jonatán dijo a su escudero: 'Vamos, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos. Quién sabe lo que el Señor hará por nosotros, porque nada impide al Señor dar la victoria con muchos o pocos'.


Dile que yo condeno a su casa para siempre, porque él sabía que sus hijos maldecían a Dios y no los corrigió.


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