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1 Reyes 22:36 - Biblia Martin Nieto

36 Al ponerse el sol, corrió esta orden por el campamento: '¡Cada cual a su ciudad, cada cual a su tierra, el rey ha muerto!'.

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Biblia Reina Valera 1960

36 Y a la puesta del sol salió un pregón por el campamento, diciendo: ¡Cada uno a su ciudad, y cada cual a su tierra!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

36 Justo cuando se ponía el sol, este clamor recorrió las filas israelitas: «¡Estamos perdidos! ¡Sálvese quien pueda!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

36 Al ponerse el sol, corrió la voz por el campamento: '¡Cada cual a su ciudad, cada cual vuelva a su tierra. El rey ha muerto!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

36 A la puesta del sol salió un pregón por el campamento, diciendo: ¡Cada uno a su ciudad! ¡Cada uno a su tierra!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

36 A la puesta del sol se extendió por el campamento este grito: '¡Cada uno a su ciudad! ¡Cada uno a su tierra!'.

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1 Reyes 22:36
11 Tagairtí Cros  

Levántate, sal y habla al corazón de tus soldados; porque te juro por el Señor que, si no sales, no quedará contigo esta noche ni un solo hombre, y esto sería para ti el mayor de todos los males que hayan venido sobre ti desde tu juventud hasta hoy'.


Los israelitas, al ver que el rey no les había hecho caso, le replicaron: '¿Qué tenemos que ver nosotros con David? ¡No tenemos ninguna heredad en común con el hijo de Jesé! ¡Cada uno a sus casas, Israel! Mira tú ahora por tu casa, David'. Y los israelitas se fueron a sus casas.


Esto dice el Señor: No vayáis a luchar con vuestros hermanos, los israelitas. Volveos a vuestras casas, pues esto ha sucedido porque yo lo he querido'. Ellos obedecieron la voz del Señor, y se volvieron, como lo ordenaba el Señor.


'He visto a todo Israel disperso por los montes como rebaño sin pastor. Y el Señor decía: Éstos no tienen dueño. Que cada uno vuelva en paz a su casa'.


Mas el rey de Siria había dado estas órdenes a los treinta y dos jefes de sus carros: 'No ataquéis a ninguno, sea oficial o soldado raso, sino únicamente al rey de Israel'.


Pero arreció tanto la lucha aquel día, que el rey de Israel siguió firme en su carro frente a los sirios y murió al atardecer: la sangre de la herida cayó al fondo del carro.


Llevaron al rey a Samaría, y allí lo enterraron.


Judá fue derrotado frente a Israel, y cada cual huyó a su casa.


Los israelitas se fueron cada uno a su tribu y a su clan y volvieron cada uno a su heredad.


Los filisteos se lanzaron al ataque y derrotaron a los israelitas, que huyeron a la desbandada. Fue una gran derrota. Cayeron treinta mil hombres de la infantería israelita,


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