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1 Reyes 20:33 - Biblia Martin Nieto

33 Aquellos hombres lo dieron como buen augurio y se apresuraron a tomarle la palabra de la boca, diciendo: '¡Ben Hadad es tu hermano!'. Y él añadió: 'Id y traédmelo'. Ben Hadad se presentó ante Ajab, que le montó en su carro.

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Biblia Reina Valera 1960

33 Esto tomaron aquellos hombres por buen augurio, y se apresuraron a tomar la palabra de su boca, y dijeron: Tu hermano Ben-adad vive. Y él dijo: Id y traedle. Ben-adad entonces se presentó a Acab, y él le hizo subir en un carro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Los hombres tomaron la respuesta como una buena señal y, aprovechando esas palabras, enseguida le respondieron: —¡Sí, su hermano Ben-adad! —¡Vayan a traerlo! —les dijo el rey de Israel. Cuando Ben-adad llegó, Acab lo invitó a subir a su carro de guerra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 Los otros, que no esperaban tanto, dijeron inmediatamente: '¡Sí, Ben-Hadad es tu hermano!' El rey respondió: '¡Vayan a buscarlo!' Ben-Hadad fue pues a donde estaba Ajab y éste lo hizo subir a su carro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Y los hombres tomaron esto como buen augurio y se apresuraron a confirmarlo, exclamando: ¡Ben-hadad es tu hermano! Él dijo: Id y traedle; y Benhadad se presentó ante él, quien lo hizo subir a su carro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Aquellos hombres consideraron que era buen augurio y se apresuraron a tomarle la palabra, diciendo: '¡Ben Hadad es tu hermano!'. Él les dijo: 'Id y traédmelo'. Salió, pues Ben Hadad hacia él, y él le hizo subir a su carro.

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1 Reyes 20:33
7 Tagairtí Cros  

Entonces Asá tomó la plata y el oro de los tesoros del templo del Señor y del palacio real, y por medio de sus servidores los envió a Ben Hadad, hijo de Tabrimón y nieto de Jezyón, rey de Siria, que tenía su residencia en Damasco, con este mensaje:


Y ciñeron con sayales los lomos y con cuerdas el cuello, y se presentaron al rey de Israel diciendo: 'Tu servidor Ben Hadad dice: Perdóname la vida, por favor'. El rey respondió: '¿Está aún vivo? Es mi hermano'.


Ben Hadad le dijo: 'Las ciudades que mi padre quitó al tuyo te las devolveré, y tú podrás establecer en Damasco plazas comerciales, como hizo mi padre en Samaría'. Ajab hizo este pacto con él y le dejó en libertad.


Jehú partió de allí y se encontró con Jonadab, hijo de Recab, que le salía al encuentro. Le saludó y le dijo: '¿Eres sincero conmigo como yo lo soy contigo?'. Jonadab respondió: 'Sí'. Entonces Jehú dijo: 'Si es así, dame la mano'. Le dio la mano y le hizo subir consigo al carro,


El frío de la nieve en el calor de la siega, tal es un mensajero fiel para quien le envía: refresca el ánimo de su señor.


El amo alabó al administrador infiel, porque había actuado con sagacidad. Pues los hijos del mundo son más sagaces en sus relaciones que los hijos de la luz.


Él respondió: '¿Cómo lo voy a entender si alguien no me lo explica?'. Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él.


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