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Romanos 9:3 - La Biblia Textual 3a Edicion

3 porque desearía° yo mismo ser anatema del Mesías por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;

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Biblia Reina Valera 1960

3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 por mi pueblo, mis hermanos judíos. Yo estaría dispuesto a vivir bajo maldición para siempre —¡separado de Cristo!— si eso pudiera salvarlos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 hasta el punto que desearía ser rechazado y alejado de Cristo en lugar de mis hermanos; me refiero a los de mi raza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Hasta desearía yo mismo ser anatema, ser separado de Cristo en bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los que son mis parientes según la carne,

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Biblia Traducción en Lenguaje Actual

3 Sufro por los judíos, que son mi pueblo, y quisiera ayudarlos. Yo estaría dispuesto a caer bajo la maldición de Dios, y a quedar separado de Cristo, si eso los ayudara a estar cerca de Dios.

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Romanos 9:3
27 Tagairtí Cros  

Y Labán le dijo: ¡Ciertamente hueso mío y carne mía eres! Y habitó con él los días de un mes.


Y el rey se conmovió profundamente, y subió al aposento superior que había sobre la puerta, y lloró; y en tanto que se iba, decía así: ¡Hijo mío, Absalón! ¡Hijo mío, hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto yo en tu lugar, oh Absalón, hijo mío, hijo mío!


Porque, ¿cómo podré yo ver el mal que alcanzará a mi pueblo? ¿Y cómo podré contemplar la destrucción de mi parentela?


Pero ahora, perdona su pecado… Si no, ¡bórrame ahora de tu libro que has escrito!°


Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios: Para nosotros° fue enviada la palabra de esta salvación.


como también me es testigo el sumo sacerdote, y todo el concilio de ancianos, pues de ellos recibí cartas para los hermanos en Damasco, y viajaba allá para traer° atados a Jerusalem incluso a los que había allí, a fin de que fueran castigados.°


Entonces ellos le dijeron: Nosotros no hemos recibido cartas de Judea acerca de ti, ni ha° venido ninguno de los hermanos denunciando o hablando algo malo de ti.


acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesús el Mesías, del linaje de David según la carne,


Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ninguna manera!° Porque también yo soy israelita, de la descendencia° de Abraham, de la tribu de Benjamín.°


por si de alguna manera puedo provocar a celos a los de mi carne, y salvar a algunos de ellos.


Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los que son de Narciso, los cuales están en el Señor.


Os saludan Timoteo,° mi colaborador, y Lucio, y Jasón, y Sosípater, mis compatriotas.


Saludad a Andrónico y a Junia, mis parientes y mis compañeros de prisión, que son insignes entre los apóstoles y quienes también han sido antes que yo° en el Mesías.


Que tengo gran tristeza y constante dolor en mi corazón,


Por lo cual, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama a Jesús anatema, y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.


¡Si alguno no ama al Señor,° sea anatema!° ¡Maran-atha!°


Pero yo muy gustosamente gastaré y me desgastaré por vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.


Pero si aun nosotros, o un ángel del° cielo, proclamara un evangelio contrario° al que os proclamamos, sea anatema.°


Como antes hemos dicho, también ahora repetimos: Si alguno os proclama otro evangelio contrario° al que recibisteis, sea anatema.°


Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición. Porque está escrito: Maldito todo el que no permanece en todas las cosas que han sido escritas en el libro de la ley, para hacerlas.°


El Mesías nos libertó de la maldición de la ley, hecho maldición por nosotros (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),°


Los siervos: Obedeced a los señores según la carne, con temor y temblor, con sinceridad de corazón, como al Mesías;


su cadáver no pasará la noche en el árbol. Sin falta lo enterrarás el mismo día, porque maldito por ’Elohim es el colgado,° y no has de contaminar la tierra que YHVH tu Dios te da en posesión.


Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuros aquel día; pues Saúl había conjurado al pueblo, diciendo: ¡Maldito aquel que coma alimento antes de anochecer, para que yo tome venganza de mis enemigos! Por lo cual ni uno del pueblo probó bocado.


Y Saúl respondió: ¡Así me haga ’Elohim y aún me añada, que sin duda morirás, Jonatán!


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