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Apocalipsis 7:9 - La Biblia Textual 3a Edicion

9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de toda nación y tribu, y pueblos y lenguas, que estaban en pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de ropas blancas, con palmas en sus manos.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Después de esto vi una enorme multitud de todo pueblo y toda nación, tribu y lengua, que era tan numerosa que nadie podía contarla. Estaban de pie delante del trono y delante del Cordero. Vestían túnicas blancas y tenían en sus manos ramas de palmeras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Después de esto vi un gentío inmenso, imposible de contar, de toda nación y raza, pueblo y lengua, que estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Después miré y apareció una muchedumbre inmensa que nadie podía contar, de toda nación, tribus, pueblos y lenguas, que estaban de pie ante el trono y ante el Cordero, vestidos de túnicas blancas y con palmas en las manos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Después de estas cosas miré, y he aquí una gran multitud, la cual ninguno podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos;

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Apocalipsis 7:9
41 Tagairtí Cros  

Y cantan un cántico nuevo, diciendo: ¡Digno eres de tomar el rollo, y de abrir sus sellos, Porque Tú fuiste inmolado, Y con tu sangre° redimiste para Dios, De toda tribu y lengua y pueblo y nación;


tomaron ramas de palmeras y salieron a su encuentro, y clamaban: ¡Hosanna!° ¡Bendito el que viene en nombre del° Señor,° el Rey de Israel!


¡Pídeme!, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra.


Aquel día se unirán a YHVH muchas naciones, y me serán por pueblo, y habitaré° en medio de ti, y conocerás que YHVH Sebaot me ha enviado a ti.


Y el séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: ¡El reino del mundo ha llegado a ser de nuestro Señor y de su Ungido, y reinará por los siglos de los siglos!°


Y a cada uno le fue dada una túnica blanca, y les fue dicho que descansaran aún un poco de tiempo, hasta que se completara el número° de sus consiervos, el de sus hermanos que debían ser asesinados también como ellos.


Te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego para que seas rico, y vestiduras blancas° para que te cubras, y no aparezca la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos, para que veas.


Porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes acerca de vosotros mismos: que un endurecimiento parcial ha ocurrido a Israel, hasta que entre la plenitud de los gentiles.


En aquel tiempo Jerusalem será llamada Trono de YHVH, y serán reunidas a ella todas las naciones, al nombre de YHVH en Jerusalem; y no andarán más tras la dureza de su malvado corazón.


Así que velad en todo tiempo, rogando° tener fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y estar en pie delante del Hijo del Hombre.


Entretanto, se habían aglomerado° miles y miles de la multitud, hasta el punto que se pisoteaban unos a otros. Entonces comenzó a decir primero a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos,° que es la hipocresía.


Se acordarán y se volverán a YHVH de todos los confines de la tierra, Y todas las familias de las naciones se postrarán delante de ti,


El primer día tomaréis para vosotros fruto de árbol selecto, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos y sauces del arroyo,° y durante siete días os regocijaréis en presencia de YHVH vuestro Dios.


Alrededor del trono había veinticuatro tronos, y sobre los tronos, veinticuatro ancianos vestidos con vestiduras° blancas, y sobre sus cabezas, coronas de oro.


Sino que os habéis acercado al monte Sión, y a la ciudad del Dios vivo: a Jerusalem la celestial, y a las miríadas de ángeles,


Y por tanto, de uno, y éste ya casi muerto, nacieron como las estrellas del cielo en multitud,° y como la arena innumerable que está junto a la orilla del mar.°


Por tanto, tomad la armadura completa de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, habiendo hecho todo, estar firmes.


°Con todo, el número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir ni contar.° Y sucederá que donde se les haya dicho: Vosotros no sois mi pueblo; se les dirá: Hijos del Dios viviente.


Y el rey Darío proclamó a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: Paz os sea multiplicada.


Ha recordado su misericordia y su fidelidad a la casa de Israel, ¡Todos los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios!


El rey Nabucodonosor a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: ¡Paz os sea multiplicada!


No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que llegue Siloh,° Y sea suya la obediencia de los pueblos.


Y mirando yo, oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos: el número de ellos era miríadas de miríadas y millares de millares,°


En el día de mi angustia busqué a Adonay; A Él alzaba mis manos de noche sin descanso, Mi alma rehusaba consuelo.


Haré a tu descendencia como el polvo de la tierra: si se puede contar el polvo de la tierra, tu descendencia podrá ser contada.


¡Oh YHVH, fuerza mía y fortaleza mía, Mi refugio en tiempo de angustia! A ti vendrán las naciones desde los extremos de la tierra, diciendo: Nuestros padres no heredaron más que mentira, vanidad y cosas en que no hay provecho.


Esplendoroso y majestuoso eres Tú, ¡Más que los montes de rapiña!°


Silbaré para reunirlos, porque los habré redimido, Y se multiplicarán como antes.


de la tribu de Zabulón doce mil, de la tribu de José doce mil, de la tribu de Benjamín doce mil sellados.


Y ya no habrá más maldición,° sino que el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,


Midió otros mil, y ya era un río por el que no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado.


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