4 pero no dio muerte a los hijos de ellos, conforme a lo escrito en la Ley, en el rollo de Moisés, donde YHVH había ordenado, diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos morirán por los padres, sino que cada hombre morirá por su pecado.°
4 Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley, en el libro de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.
4 Sin embargo, no mató a los hijos de los asesinos porque obedeció el mandato del Señor que Moisés había escrito en el libro de la ley: «Los padres no deben morir por los pecados de los hijos, ni los hijos deben morir por los pecados de los padres. Los que merezcan la muerte serán ejecutados por sus propios delitos».
4 Pero no hizo morir a los hijos de ellos, conforme a lo escrito en la Ley, en el libro de Moisés, donde Yavé tenía prescrito: 'No morirán los padres por los hijos ni los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado.
4 pero no mató a sus hijos, conforme a lo escrito en la ley, en el libro de Moisés, donde manda Yahveh: 'No morirán los padres por las culpas de los hijos ni los hijos por las culpas de los padres. Cada cual morirá por su propio pecado'.
4 Mas no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley en el libro de Moisés, donde Jehová mandó, diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.
4 Pero no mató a los hijos de los asesinos, sino que obedeció la ley de Moisés que dice: «Los padres no deben morir por culpa de sus hijos, ni los hijos deben morir por culpa de sus padres. Cada persona debe morir por su propio pecado».
Después Amasías reunió a los de Judá y los ordenó conforme a sus casas paternas, bajo capitanes de millares y capitanes de centenas, por todo Judá y Benjamín. E hizo un censo de ellos, de veinte años arriba, de los cuales había° trescientos mil escogidos, que salían a la guerra y portaban lanza y pavés.
El alma que pecare, ésa morirá. El hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo. La justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío recaerá sobre él.