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Sofonías 1:7 - Nueva Biblia Española (1975)

7 ¡Silencio en presencia del Señor!, que se acerca el día del Señor. El Señor ha preparado un banquete y ha purificado a sus invitados.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Calla en la presencia de Jehová el Señor, porque el día de Jehová está cercano; porque Jehová ha preparado sacrificio, y ha dispuesto a sus convidados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Guarden silencio en presencia del Señor Soberano, porque se acerca el imponente día del juicio del Señor. El Señor ha preparado a su pueblo para una gran matanza y ha seleccionado a sus verdugos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 ¡Reine el silencio delante del Señor Yavé, pues se acerca su día! Yavé ha preparado un sacrificio y ya ha consagrado a sus invitados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 ¡Silencio en presencia de Adonay YHVH! El día de YHVH está cercano. YHVH ha preparado un sacrificio, y ha escogido° a sus invitados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 ¡Silencio ante el Señor Yahveh, porque el día de Yahveh está cerca! Sí; Yahveh ha preparado un sacrificio, ha consagrado a sus invitados.

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Sofonías 1:7
39 Tagairtí Cros  

¿Por qué el Todopoderoso no señala plazos para que sus amigos puedan presenciar sus intervenciones?


'Ríndanse, reconozcan que yo soy Dios: más alto que los pueblos, más alto que la tierra'.


Yo he dado órdenes a mis consagrados, he reclutado a mis guerreros, entusiastas de mi honor, para ejecutar mi ira.


Ululen, que está cerca el día del Señor y llegará como azote del Todopoderoso;


que es el día del Señor de los ejércitos: contra todo lo orgulloso y arrogante, contra todo lo empinado y engreído,


y asediaré a Ariel, y habrá llantos y lamentos. Serás para mí como Ariel:


Porque la espada del Señor se embriaga en el cielo: mírenla bajar hacia Edom para ejecutar a un pueblo proscrito.


La espada del Señor chorrea sangre, está grasienta de sebo, sangre de corderos y machos cabríos, sebo de entrañas de carneros. Porque el Señor hace carnicería en Bosra, gran matanza en Edom;


Yo dije: '¡Ay de mí. estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos'.


Ese día es para el Señor de los ejércitos día de venganza para vengarse de sus enemigos. La espada se ceba, se sacia, chorrea sangre, porque el Señor de los ejércitos celebra un banquete en el norte, a la orilla del Eufrates.


Ahí está el día, está llegando, te toca el turno. Florece la injusticia, madura la insolencia,


Te toca el turno, habitante de la tierra: llega el momento, el día se aproxima sin dilación y sin tardanza.


¡Ay qué día!, porque está cerca el día del Señor, llegará como azote del Todopoderoso.


El señor alza la voz delante de su ejército: son innumerables sus campamentos, son fuertes los que cumplen sus órdenes. Grande y terrible es el día del Señor: ¿quién le resistirá?


el sol aparecerá oscuro, la luna ensangrentada, antes de llegar el día del Señor, grande y terrible.


Y si quedan diez hombres en una casa, morirán.


Aquel día -oráculo del Señor- gemirán las cantoras del templo': '¡Cuántos cadáveres arrojados por todas partes. Chsss!'.


En cambio, el Señor está en su santo templo: ¡silencio en su presencia todo el mundo!


¡Se acerca el día grande del Señor! Se acerca con gran rapidez: el día del Señor es más ágil que un fugitivo, más veloz que un soldado.


Miren que llega el día del Señor, en que se repartirá botín en medio de ti.


¡Silencio todos ante el Señor, que se levanta en su santa morada!


Miren que llega el día, ardiente como un horno, cuando arrogantes y malvados serán la paja: ese día futuro los abrasaré y no quedará de ellos rama ni raíz -dice el Señor de los ejércitos-.


Todavía les envió otros sirvientes, encargándoles que dijeran a los convidados: Tengo preparado el banquete, he matado los terneros y los animales cebados y todo está a punto. Vengan a la boda.


Como sabemos, siempre que la Ley habla se dirige a sus súbditos; con esto se les tapa la boca a todos y el mundo entero queda convicto ante Dios.


¡Vamos, hombre! ¿Quién eres tú para contestarle a Dios? ¿ Va a decirle el barro al que lo modela: por qué me has hecho así?


EL Señor está cerca, no se angustien por nada;


y dando gracias con alegría al Padre, que los ha hecho dignos de tener parte en la herencia de los consagrados, en la luz.


Respondió: Sí, vengo a hacer un sacrificio al Señor. Purifíquense y vengan conmigo al sacrificio. Purificó a Jesé y a sus hijos y los invitó al sacrificio.


Pero aquel día Saúl no dijo nada, porque pensó: 'A lo mejor es que no está limpio, no se habrá purificado'.


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