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Oseas 2:8 - Nueva Biblia Española (1975)

8 Ella no comprendía que era yo quien le daba el trigo y el vino y el aceite, y oro y plata en abundancia'.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Ella no se da cuenta de que fui yo quien le dio todo lo que tiene: grano, vino nuevo y aceite de oliva; hasta le di plata y oro. Pero ella le ofreció todos mis regalos a Baal.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Por eso, voy a impedir su paso con espinos, y a cercarla con una cerca para que no encuentre ya caminos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Ella no entendía que era Yo quien le daba El grano, el mosto° y el aceite,° Quien le multiplicaba la plata y el oro, que usan para Baal.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Por eso, aquí estoy yo para cerrar su camino con espinos; la cercaré con setos, para que no encuentre sus senderos.

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Oseas 2:8
27 Tagairtí Cros  

Señor, Dios nuestro, todo lo que hemos preparado para construir un templo a tu santo nombre viene de tus manos y a ti te pertenece.


él me ha cerrado el camino, y no tengo salida; ha llenado de tinieblas mi sendero,


Conoce el buey a su amo, y el burro el pesebre del dueño; Israel no conoce, mi pueblo no recapacita.


Sacan oro de la bolsa y pesan plata en la balanza; asalarian un orfebre que con ello fabrique un dios, se postran y lo adoran.


Los hijos recogen leña, los padres encienden lumbre, las mujeres preparan la masa para hacer tortas en honor de la reina del cielo, y para irritarme hacen libaciones a dioses extranjeros.


Te sentabas en un diván acolchado delante de una mesa aparejada y ponías encima mi incienso y mi perfume.


El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, treinta metros de alto por tres de ancho, y la colocó en la vega de Dura, provincia de Babilonia.


Te has rebelado contra el Señor del cielo, has hecho traer los vasos de su templo para brindar con ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y concubinas. Ustedes han alabado a dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera, que ni ven ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de la vida y las empresas de ustedes no lo has honrado.


Israel era vid frondosa, daba fruto: cuanto más fruto, más altares; cuanto mejor iba el país, mejores estelas.


Efraín hablaba e imponía, la autoridad estaba en Israel; pero se hizo reo de idolatría y murió.


Y ahora continúan pecando: se funden imágenes, se hacen ídolos de plata con destreza, obras de pura artesanía. En su honor inmolan corderos, les dan a beber sangre de novillos.


Sí, su madre se ha prostituido, se ha deshonrado la que los engendró. Se decía: Me voy con mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi vino y mi aceite.


para entregarse a la fornicación. El vino y el licor quitan el juicio a mi pueblo,


Se nombraron reyes sin contar conmigo, se nombraron príncipes sin mi aprobación. Con su plata y su oro se hicieron ídolos para su perdición.


ofrece sacrificios al anzuelo, incienso a la red, porque le dieron rica presa, comida sustanciosa.


No mucho después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo como un perdido.


Como además juzgaron inadmisible seguir reconociendo a Dios, los entregó Dios a la inadmisible mentalidad de romper toda regla de conducta,


Acuérdate del Señor, tu Dios, que es él quien te da la fuerza para crearte estas riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy.


Salieron al campo, a la vendimia, pisaron la uva y celebraron la fiesta; fueron al templo de su dios y comieron y bebieron, entre maldiciones a Abimelec.


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