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Mateo 8:8 - Nueva Biblia Española (1975)

8 El capitán le respondió declarando: Señor, yo no soy quién para que entres bajo mi techo, pero basta una palabra tuya para que mi sirviente se cure.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 —Señor —dijo el oficial—, no soy digno de que entres en mi casa. Tan solo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se sanará.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 El capitán contestó: 'Señor, ¿quién soy yo para que entres en mi casa? Di no más una palabra y mi sirviente sanará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Pero el centurión, respondiendo, dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo, pero sólo dilo de palabra, y mi siervo será sanado,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Le contestó el centurión: 'Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; bastará con que lo digas y mi criado se curará.

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Mateo 8:8
18 Tagairtí Cros  

no merezco los favores ni la lealtad con que has tratado a tu siervo, pues con un bastón pasé este Jordán y ahora llevo dos caravanas:


El Señor reinará eternamente y los paganos desaparecerán de su tierra.


Envió su palabra para curarlos, para salvarlos de la perdición.


porque él lo dijo, y existió; él lo mandó, y surgió.


Toma el bastón, reúne la asamblea tú con tu hermano Aarón, y en presencia de ellos ordenen a la roca que dé agua. Sacarás agua de la roca para darles de beber a ellos y a sus bestias.


Yo les bautizo con agua, para que se arrepientan; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y yo no soy bastante para quitarle las sandalias. Ese los va a bautizar con Espíritu Santo y fuego,


Juan intentaba disuadirlo diciéndole: ¿Tú acudes a mí? Si soy yo quien necesito que tú me bautices.


Extendió la mano y lo tocó diciendo: ¡Quiero, queda limpio! Y en seguida quedó limpio de la lepra.


Jesús le contestó: Voy yo a curarlo.


Porque yo, que soy un simple subordinado, tengo soldados a mis órdenes, y si le digo a uno que se vaya, se va; a otro que venga, viene; y si le digo a mi sirviente que haga algo, lo hace.


ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros'.


El hijo empezó: Padre, he ofendido a Dios y te he ofendido a ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.


Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.


el que llega detrás de mí; y a ése yo no soy quién para desatarle la correa de las sandalias.


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