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Jueces 6:5 - Nueva Biblia Española (1975)

5 porque venían con sus rebaños y sus tiendas, numerosos como langostas, hombres y camellos sin número, e invadían la comarca, asolándola.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Porque subían ellos y sus ganados, y venían con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Estas multitudes enemigas, que venían con sus animales y sus carpas, eran como una plaga de langostas; llegaban en numerosas manadas de camellos, imposibles de contar, y no se iban hasta que la tierra quedaba desolada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Sus rebaños y sus tiendas eran tan numerosos como las langostas; no se los podía contar ni a ellos ni a sus camellos cuando llegaban al país para arrasar con todo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Porque subían con sus ganados y sus tiendas, entrando como langostas en multitud, pues tanto ellos como sus camellos eran innumerables, y entraban en la tierra para devastarla.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Porque ellos subían con sus ganados y sus tiendas; llegaban tan numerosos como langostas, pues ellos y sus camellos eran innumerables. Venían al país para devastarlo.

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Jueces 6:5
13 Tagairtí Cros  

Tengo la tez morena, pero hermosa, muchachas de Jerusalén, como las tiendas de Cadar, los pabellones de Salomón.


jamás la habitarán, nunca más será poblada; el beduino no acampará allí ni apriscarán allí pastores;


Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Median y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor.


Por muchos e incontables que sean, aunque sean más que la langosta,


Que tomen sus tiendas y sus ovejas, sus lonas, todo su ajuar, que se lleven sus camellos, que se alce un grito: 'Cercados de pavor'.


sus camellos serán botín; sus inmensos rebaños, despojo; dispersaré a todos los vientos a los de sienes rapadas, de todas partes conduciré su desastre -oráculo del Señor- .


El Señor de los ejércitos lo jura por su vida: Aunque tu muchedumbre sea más que la langosta, sobre ti cantarán victoria.


Un pueblo desconocido se comerá el fruto de tu suelo, tus fatigas; te verás solo, explotado y aplastado mientras vivas,


Madianitas, amalecitas y orientales estaban tumbados por el valle, numerosos como langostas; sus camellos eran incontables, como la arena de la playa.


Zébaj y Salmuná estaban en Carcor con sus tropas, unos quince mil hombres. Era todo lo que quedaba de los soldados de los orientales, pues las bajas habían sido ciento veinte mil.


Entonces Zébaj y Salmuná le pidieron: Anda, mátanos tú, que tú eres un valiente. Gedeón fue y degolló a Zébaj y a Salmuná. Luego recogió las lunetas de sus camellos.


David recobró todo lo que habían robado los amalecitas, incluidas sus dos mujeres.


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