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Jeremías 44:22 - Nueva Biblia Española (1975)

22 El Señor ya no podía soportar sus malas acciones, las abominaciones que cometían; por eso se convirtió su tierra en ruina y espanto y maldición, sin habitantes hasta hoy:

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Biblia Reina Valera 1960

22 Y no pudo sufrirlo más Jehová, a causa de la maldad de vuestras obras, a causa de las abominaciones que habíais hecho; por tanto, vuestra tierra fue puesta en asolamiento, en espanto y en maldición, hasta quedar sin morador, como está hoy.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 El Señor no podía soportar más todas las cosas repugnantes que hacían; por eso convirtió la tierra de ustedes en objeto de maldición —una ruina desolada sin habitantes—, como sucede hasta hoy.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Yavé no ha podido contenerse más al ver la mala conducta de ustedes y las cosas horribles que ustedes han hecho. Por eso, su país es ahora un desierto espantoso, maldito y abandonado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Por eso, ante la maldad de vuestras obras, de las abominaciones que habíais hecho, YHVH no lo pudo sufrir más, y vuestra tierra fue puesta en asolamiento, en espanto y en maldición, hasta quedar sin morador, como está hoy;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Yahveh no podía soportar más ante la maldad de vuestras obras, ante las abominaciones que cometíais, y por eso, vuestro país se ha convertido en desierto, horror y maldición, sin que haya un solo habitante, como sucede hoy.

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Jeremías 44:22
40 Tagairtí Cros  

Pues vamos a destruir este lugar, porque la acusación presentada al Señor contra él es muy seria, y el Señor nos ha enviado para destruirlo.


Pero el Señor se dijo: 'Mi aliento no durará por siempre en el hombre; puesto que es de carne, no vivirá más que ciento veinte años'.


Rechazaron sus mandatos y el pacto que había hecho el Señor con sus padres y las advertencias que les hizo; se fueron tras los ídolos vanos y se desvanecieron, imitando a las naciones vecinas, cosa que el Señor les había prohibido.


Pues bien -oráculo del Señor- de los ejércitos, el héroe de Israel-: tomaré venganza de mis enemigos, satisfacción de mis adversarios.


no me comprabas canela con dinero, no me saciabas con la grasa de tus sacrificios; pero me avasallabas con tus pecados,' y me cansabas con tus culpas.


Entonces dijo Dios: Escucha, heredero de David: ¿No les basta cansar a los hombres, que cansan incluso a mi Dios?


Tú me rechazaste, te echaste atrás -oráculo del Señor- , y yo tendí la mano para aniquilarte,


convirtiendo así su tierra en desolación y burla perpetua, los viandantes se espantan y sacuden la cabeza.


Casa de David, así dice el Señor: Vayan temprano a administrar justicia, libren al oprimido del poder del opresor; si no quieren que mi cólera estalle como fuego y arda inextinguible por sus malas acciones.


Pues así dice el Señor, Dios de Israel, a los pastores que pastorean a mi pueblo: Ustedes dispersaron mis ovejas, las expulsaron, no hicieron cuenta de ellas; pues yo les tomaré cuentas de sus malas acciones -oráculo del Señor- .


Serán terrible escarmiento para todos los reinos del mundo, serán tema de mofas, sátiras, chanzas y maldiciones en todos los lugares por donde los disperse.


Toda esta tierra quedará desolada, y las naciones vecinas estarán sometidas al rey de Babilonia durante setenta años.


A Jerusalén y a los pueblos de Judá, a sus reyes y nobles, para convertirlos en desierto desolado, en burla y maldición. Cosa que sucede hoy.


el león abandona su guarida, porque están desoladas las tierras, por el incendio devastador, por el incendio de su ira.


yo trataré a este templo como al de Silo, y esta ciudad será fórmula de maldición para todas las naciones.


Los perseguiré con la espada, el hambre y la peste, y haré de ellos un escarmiento para todos los reinos de la tierra, y maldición y espanto y burla y oprobio de todas las naciones por donde los dispersé.


Porque no escucharon mis palabras -oráculo del Señor- ; porque les envié constantemente a mis siervos los profetas, y no hicieron caso, -oráculo del Señor-.


Tus amantes te olvidaron y ya no te buscan, porque te derrotó el enemigo con cruel escarmiento; por la masa de tus crímenes, por tus muchos pecados.


Yo los he mandado -oráculo del Señor- y los volveré a traer contra esta ciudad, para que la ataquen, la conquisten y la incendien. Y las ciudades de Judá quedarán desoladas y sin habitantes.


el prepucio quítenlo de sus corazones, habitantes de Judá y Jerusalén, no sea que, por sus malas acciones, estalle como fuego mi cólera y arda inextinguible.


Porque así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi ira y mi cólera sobre los habitantes de Jerusalén, así se derramará mi cólera sobre ustedes si van a Egipto. Serán maldición y espanto, execración y burla, y no volverán a ver este lugar.


Me llevaré el resto de Judá que se empeñó en ir a Egipto para residir allí. Se consumirán todos en Egipto, caerán a espada o se consumirán de hambre, del menor al mayor morirán a espada o de hambre, y serán execración y espanto, maldición y burla.


Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel: Ustedes han visto todas las calamidades que envié sobre Jerusalén y sobre las ciudades de Judá: ahí las tienen hoy, arruinadas y sin habitantes.


Entonces se derramó mi cólera y mi ira, y quemó las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, que se convirtieron en ruina y desolación hasta el día de hoy.


sus pueblos quedarán desiertos por falta de habitantes.


Y de todo esto, ¿no les tomaré cuentas? -oráculo del Señor- ; de un pueblo semejante, ¿no he de vengarme yo mismo?


Y las naciones sabrán que la casa de Israel fue deportada por su culpa, por haberse rebelado contra mí; por eso les oculté mi rostro, los puse en manos de sus adversarios y cayeron todos a espada.


Agotaré mi ira contra ellos y desfogaré mi cólera hasta quedarme a gusto; y sabrán que yo, el Señor, hablé con pasión cuando agote mi cólera contra ellos.


Todo Israel quebrantó tu ley rehusando obedecerte; por eso nos han caído encima las maldiciones consignadas con juramento en la Ley de Moisés, el siervo de Dios; porque pecamos contra él.


Cumplió la palabra que pronunció contra nosotros y contra los jefes que nos gobernaban, enviándonos una calamidad -la que sucedió en Jerusalén como no ha sucedido bajo el cielo.


Pues miren, yo los aplastaré a ustedes en el suelo, como un carro cargado de gavillas:


Con sus palabras cansan al Señor. Objetan: ¿por qué lo cansamos? Porque dicen que el que obra mal agrada al Señor y que él se complace en tales hombres, y que ¿dónde está el Dios justo?


¿ Y si Dios quisiera mostrar su reprobación y manifestar su potencia soportando con mucha paciencia a los que eran objeto de reprobación, ya prontos para destruirlos,


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