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Jeremías 38:9 - Nueva Biblia Española (1975)

9 Majestad, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al aljibe, donde morirá de hambre (porque no quedaba pan en la ciudad).

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Biblia Reina Valera 1960

9 Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 —Mi señor y rey —dijo—, estos hombres hicieron un gran mal al poner al profeta Jeremías dentro de la cisterna. Pronto morirá de hambre porque casi no hay pan en la ciudad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 ¡Oh, mi señor!, esos hombres han procedido muy mal con el profeta Jeremías. Lo han echado en el pozo, donde va a morir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Oh rey, señor mío, mal actuaron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna, donde morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 'Rey, mi señor; esos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jeremías, arrojándole a la cisterna, donde morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad'.

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Jeremías 38:9
12 Tagairtí Cros  

por temor al griterío de la gente, no me estuve callado y en silencio por miedo al desprecio de mi clan.


Haré que se coman a sus hijos e hijas, que se coman unos a otros, cuando les aprieten y estrechen el cerco sus enemigos mortales


Entonces el rey Sedecías ordenó que custodiaran a Jeremías en el patio de la guardia y que le dieran una hogaza de pan al día -de la Calle de Panaderos-, mientras hubiera pan en la ciudad. Y Jeremías se quedó en el patio de la guardia.


Entonces el rey ordenó a Ebedmélec, el nubio: Toma tres hombres a tu mando y saquen al profeta Jeremías del aljibe antes de que muera.


Ebedmélec salió de Palacio y habló al rey:


Aquel día te libraré -oráculo del Señor- y no caerás en poder de los hombres que tú temes;


el nueve del mes cuarto. El hambre apretó en la ciudad y no había pan para la población.


Todo el pueblo, entre gemidos, anda buscando pan; ofrecían sus tesoros para comer y recobrar las fuerzas. Mira, Señor, fíjate cómo estoy envilecida.


me han arrojado vivo al pozo y me han echado una piedra encima;


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