Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Jeremías 38:4 - Nueva Biblia Española (1975)

4 Y los dignatarios dijeron al rey: Muera ese hombre, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

4 Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces los funcionarios fueron a ver al rey y le dijeron: —Señor, ¡este hombre debe morir! Esta forma de hablar desmoralizará a los pocos hombres de guerra que nos quedan, al igual que a todo el pueblo. ¡Este hombre es un traidor!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Y aquellos jefes dijeron al rey: 'Este hombre debe morir, porque sus discursos desalientan a los combatientes que quedan en esta ciudad y aun a todo el pueblo. Es evidente que este hombre no busca nuestro bien, sino que trata de perdernos.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces dijeron los príncipes al rey: ¡Te rogamos que este hombre sea ejecutado!, porque debilita las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras, pues no busca este hombre la paz de este pueblo, sino su mal.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Los jefes dijeron al rey: 'Hay que matar a este hombre, porque de este modo debilita las manos de los combatientes que quedan en esta ciudad y las manos de toda la población, diciéndoles semejantes cosas. Es claro que este hombre no busca el bien de este pueblo, sino el mal'.

Féach an chaibidil Cóip




Jeremías 38:4
25 Tagairtí Cros  

Ajab dijo a Elías: ¿Conque me has sorprendido, enemigo mío? Y Elías repuso: ¡Te he sorprendido! Por haberte vendido, haciendo lo que el Señor reprueba,


Pero conspiraron contra él y lo apedrearon en el atrio del templo por orden del rey.


Comunicamos al rey que los judíos que han venido de tu región piensan reconstruir Jerusalén, ciudad rebelde y perversa: están dispuestos a levantar la muralla y ya han echado los cimientos.


Querían intimidarnos, pensando que abandonaríamos la obra, dejándola a medio acabar. Al contrario, cobré nuevos ánimos,


El rey de Egipto les dijo: ¿Por qué, Moisés y Aarón, soliviantan al pueblo en su trabajo? Vuélvanse a transportar sus cargas.


Así sentencia el Señor contra los vecinos de Anatot, que intentan matarte, diciéndote: 'No profetices en nombre del Señor si no quieres morir a manos nuestras'.


Señor, tú conoces su plan homicida contra mí: no perdones sus culpas, no borres de tu vista sus pecados; caigan derribados ante ti, ejecútalos en el momento de la ira.


Los sacerdotes y los profetas dijeron a los dignatarios y a la gente: Este hombre merece la muerte por haber profetizado contra esta ciudad; ustedes mismos lo han oído.


Pidan por la prosperidad de la ciudad adonde yo los desterré y recen por ella, porque su prosperidad será la de ustedes.


El rey Sedecías juró en secreto a Jeremías: ¡Vive el Señor, que nos dio la vida!, que no te mataré ni te entregaré en poder de estos hombres que te persiguen a muerte.


Si los jefes se enteran de que he hablado contigo y vienen a preguntarte: 'Cuéntanos lo que has dicho al rey y lo que él te ha dicho; no nos lo ocultes, que no te mataremos',


sino que Baruc, hijo de Nerías, te incita contra nosotros, para entregarnos en manos de los caldeos, para que nos maten o nos deporten a Babilonia.


Sus nobles dentro de ella eran lobos que desgarraban la presa, derramando sangre y eliminando gente para enriquecerse.


Amasias, sacerdote de Betel, envió un mensaje a Jeroboán, rey de Israel: Amos está conjurando contra ti en medio de Israel; el país ya no puede soportar sus palabras.


Se levantó toda la asamblea, condujeron a Jesús a presencia de Pilato


y los presentaron a los magistrados diciendo: Estos hombres están alborotando nuestra ciudad. Judíos como son,


al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos a presencia de los concejales, gritando: Esos que han revolucionado el mundo se han presentado también aquí


Hemos descubierto que este peligroso individuo promueve motines contra los judíos del mundo entero y que es cabecilla de la secta de los nazarenos;


Sin embargo, nos gustaría que nos expusieras tus ideas, porque lo único que sabemos de esa secta es que en todas partes encuentra oposición.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí