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Jeremías 33:6 - Nueva Biblia Española (1975)

6 Yo mismo le traeré restablecimiento y curación, y les revelaré un rebose de paz y de fidelidad.

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Biblia Reina Valera 1960

6 He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 »Sin embargo, llegará el día en que sanaré las heridas de Jerusalén y le daré prosperidad y verdadera paz.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Yo, sin embargo, me apresuraré a que se restablezcan y mejoren; les devolveré la salud y les haré gozar de mucha paz y seguridad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Yo mismo traeré sanidad y medicina; y los sanaré, y les revelaré la abundancia de paz y de fidelidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Mirad que voy a traerles la salud y la curación: voy a sanarlos y a descubrirles la riqueza de la paz y de la seguridad.

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Jeremías 33:6
36 Tagairtí Cros  

él sana los corazones destrozados, venda sus heridas.


mientras los desheredados poseerán una tierra y disfrutarán de paz abundante.


conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación.


que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna;


El Señor pasó ante él proclamando: El Señor, el Señor, el Dios compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel,


tiempo de matar, tiempo de sanar; tiempo de derruir, tiempo de construir;


Será el arbitro de las naciones, el juez de pueblos numerosos. De las espadas forjarán arados; de las lanzas, podaderas. No alzará la espada, pueblo contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra.


La luz de la Cándida será como la del Ardiente, la luz del Ardiente será siete veces más intensa, cuando el Señor vende la fractura a su pueblo y le cure la herida que le causó.


Ezequías contestó: Es favorable la palabra del Señor que has pronunciado. Pues se decía: Mientras yo viva habrá paz y seguridad.


Tus hijos serán discípulos del Señor', tendrán gran paz tus hijos.


que el malvado abandone su camino y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón.


Yo vi. sus andanzas, pero lo curaré, lo guiaré, lo pagaré con consuelos;


y a los que hacen duelo por él, les haré brotar en los labios este canto: 'Paz al lejano, paz al cercano -dice el Señor-, y lo curaré'.


Entonces romperá tu luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor.


Porque así dice el Señor: Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz; como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Mamarán, los llevarán en brazos, y sobre las rodillas los acariciarán;


Sáname, Señor, y quedaré sano; sálvame, y quedaré a salvo; para ti es mi alabanza.


Yo conozco mis designios sobre ustedes: designios de prosperidad, no de desgracia, de darles un porvenir y una esperanza.


Vuelvan, hijos apóstatas, y los curaré de su apostasía. Aquí estamos, hemos venido a ti, porque tú, Señor, eres nuestro Dios.


Vamos a volver al Señor: él nos despedazó y nos sanará, nos hirió y nos vendará la herida.


Cuando cambié la suerte de mi pueblo, cuando curé a Israel, se descubría el pecado de Efraín y las maldades de Samaria: obraron de mala fe, como ladrones que se meten en las casas o bandoleros que asaltan en despoblado.


Será el arbitro de muchas naciones, el juez de numerosos pueblos. De las espadas forjarán arados; de las lanzas, podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra.


Así serás fiel a Jacob y leal a Abrahán, como lo prometiste en el pasado a nuestros padres.


Pero a los que respetan mi nombre los alumbrará el sol de la justicia que cura con sus alas. Saldrán saltando como terneros del establo,


El ladrón no viene más que para robar, sacrificar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y les rebose.


Que Dios Padre y el Señor, Jesús Mesías, concedan a los hermanos paz y amor acompañados de fe;


Pero ahora miren: yo soy yo, y no hay otro fuera de mi; yo doy la muerte y la vida, yo desgarro y yo curo, y no hay quien libre de mi mano.


¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesús Mesías! Por su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo, para la viva esperanza que nos dio resucitando de la muerte a Jesús Mesías;


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