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Jeremías 20:18 - Nueva Biblia Española (1975)

18 ¿Por qué salí del vientre para pasar trabajos y penas y acabar mis días derrotado?

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Biblia Reina Valera 1960

18 ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 ¿Por qué habré nacido? Mi vida entera se ha llenado de dificultades, de dolor y de vergüenza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 ¿Para qué, pues, salí de sus entrañas? ¿Para vivir angustia y tormento y acabar mis días en la humillación?

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 ¿Para qué salí del vientre para ver aflicción y dolor, Y acabar mis días en vergüenza?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 ¿Por qué salí del seno, para ver dolor y pena y para que mis días se vayan consumiendo en la vergüenza?

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Jeremías 20:18
27 Tagairtí Cros  

El continuó por el desierto una jornada de camino y al final se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: ¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!


El hombre, nacido de mujer, corto de días, harto de inquietudes,


¡Ojalá me guardaras en el Abismo, escondido mientras pasa tu cólera, y fijaras un plazo para acordarte de mí!


¿Por qué dio luz a un desgraciado y vida al que la pasa en amargura,


es el hombre quien engendra la fatiga, como las chispas alzan el vuelo.


Que mis días se desvanecen como humo, mis huesos queman como brasas;


estás viendo mi afrenta, mi vergüenza y mi deshonra, a tu vista están los que me acosan;


de la planta del pie a la cabeza no queda parte ilesa: llagas, moretones, heridas recientes, no exprimidas ni vendadas, ni aliviadas con ungüento.


Escúchenme los entendidos en derecho, el pueblo que lleva mi ley en el corazón: no teman la afrenta de los hombres, no desmayen por sus oprobios:


¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de pleitos y contiendas con todo el mundo! Ni he prestado ni me han prestado, y todos me maldicen.


¿Por qué se ha vuelto crónica mi llaga y mi herida enconada e incurable? Te me has vuelto arroyo engañoso, de agua inconstante.


nos acostamos sobre nuestra vergüenza y nos cubre el sonrojo, porque pecamos contra el Señor, nuestro Dios, nuestros padres y nosotros, desde la juventud hasta hoy y desobedecimos al Señor, nuestro Dios.


El pesar me abruma, mi corazón desfallece,


Ustedes, los que pasan por el camino, miren, fíjense: ¿Hay dolor como mi dolor? ¡Cómo me han maltratado! El Señor me ha castigado el día del incendio de su ira.


Yo soy el hombre que ha probado el dolor bajo la vara de su cólera,


¿Por qué me haces ver crímenes, me enseñas injusticias, me pones delante violencias y destrucción y surgen reyertas y se alzan contiendas?


Pues sí, les aseguro que ustedes llorarán y se lamentarán; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes se entristecerán, pero su tristeza se convertirá en alegría.


Los apóstoles salieron del Consejo contentos de haber merecido aquella ignominia por causa de Jesús.


pero no me siento derrotado, pues sé en quién he confiado y estoy firmemente persuadido de que tiene poder para asegurar hasta el último día el encargo que me dio.


Es decir, les hace falta constancia, para realizar el designio de Dios y alcanzar así la promesa;


Otros tuvieron que sufrir la ofensa de los azotes e incluso de cadenas y cárceles.


fijos los ojos en el pionero y consumador de la fe, Jesús; el cual, por la dicha que le esperaba, sobrellevó la cruz, despreciando la ignominia, está sentado a la derecha del trono de Dios.


Salgamos, pues a encontrarlo fuera del campamento, cargados con su humillación,


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