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Jeremías 10:19 - Nueva Biblia Española (1975)

19 ¡Ay de mí, qué desgracia, mi herida es incurable! Yo que decía: Es una dolencia, me aguantaré.

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Biblia Reina Valera 1960

19 ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga es muy dolorosa. Pero dije: Ciertamente enfermedad mía es esta, y debo sufrirla.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Mi herida es profunda y grande mi dolor. Mi enfermedad es incurable, pero debo soportarla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 ¡Pobre de mí! ¡Qué herida! Mi llaga es incurable. Y yo que decía: 'Es un sufrimiento que se puede aguantar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¡Ay de mí, a causa de mi quebranto! ¡Mi herida es incurable! Pero dije: ¡Ciertamente ésta es mi aflicción, y debo soportarla!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 ¡Ay de mí por mi desastre! ¡Mi llaga es incurable! Yo había pensado: 'Es sólo una enfermedad que podré soportar'.

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Jeremías 10:19
17 Tagairtí Cros  

Enmudezco, no abro la boca, porque eres tú quien lo ha hecho.


Y me digo: ¡Pobre de mi!, no es la misma la diestra del Altísimo.


y aguardo al Señor, que oculta su rostro a la casa de Jacob, y espero en él.


Diles esta palabra: Mis ojos se deshacen en lágrimas, día y noche, sin cesar, por la terrible desgracia de la capital de mi pueblo, por su herida incurable.


Si nuestras culpas nos acusan, Señor, intervén por tu nombre, que son muchas nuestras apostasías, hemos pecado contra ti.


tú, Señor, eres la esperanza de Israel, los que te abandonan fracasan, los que se apartan serán escritos en el polvo, porque abandonaron al Señor, manantial de agua viva.


¡Ay mis entrañas, mis entrañas! Me tiemblan las paredes del pecho, tengo el corazón turbado y no puedo callar; porque yo mismo escucho el toque de trompeta, el alarido de guerra,


Oigo un grito como de parturienta, sollozos como en el primer parto: el grito angustiado de Sión, estirando los brazos: ¡Ay de mí, que desfallezco, que me quitan la vida!


Por la aflicción de la capital ando afligido, sombrío y atenazado de espanto:


¡Quién diera agua a mi cabeza y a mis ojos una fuente de lágrimas, para llorar día y noche a los muertos de la capital!


Pasa la noche llorando, le corren las lágrimas por las mejillas. No hay nadie entre sus amantes que la consuele; todos sus aliados la han traicionado, se han vuelto sus enemigos.


derramo arroyos de lágrimas por la ruina de la capital.


Soportaré la cólera del Señor, pues pequé contra él, hasta que juzgue mi causa y me haga justicia; me sacará a la luz y gozaré de su justicia.


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