Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Esdras 10:1 - Nueva Biblia Española (1975)

1 Mientras Esdras, llorando y postrado ante el templo de Dios, oraba, y hacía esta confesión, una gran multitud de israelitas -hombres, mujeres y niños- se reunió junto a él llorando sin parar.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

1 Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Mientras Esdras oraba y hacía esa confesión llorando y postrado rostro en tierra delante del templo de Dios, una gran multitud de Israel —hombres, mujeres y niños— se congregó y lloró amargamente con él.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Esdras hacía esta oración y esta confesión, entre sollozos y postrado delante del Templo de Dios, mientras una gran multitud de israelitas, hombres, mujeres y niños se congregaban alrededor de él; el pueblo también sollozaba a gritos.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y mientras Esdras oraba y hacía confesión, llorando y postrado delante de la Casa de Dios, se reunió en torno a él una gran multitud de hombres y mujeres y niños de Israel; y todo el pueblo lloraba amargamente.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Mientras Esdras oraba, llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó en torno a él un concurso muy numeroso de israelitas: hombres, mujeres y niños. El pueblo lloraba muy copiosamente.

Féach an chaibidil Cóip




Esdras 10:1
29 Tagairtí Cros  

Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú desde tu morada del cielo, escucha y perdona.


y le dijo: He escuchado 1a oración y súplica que me has dirigido. Consagro este templo que has construido, para que en él resida mi Nombre por siempre; siempre es . taran en él mi corazón y mis ojos.


Todos los judíos con sus mujeres e hijos, incluso los niños permanecían de pie ante el Señor.


'Cuando nos ocurra una calamidad -espada, inundación, peste o hambre- nos presentaremos ante ti en este templo -porque en él estarás presente-, te invocaremos en nuestro peligro y tú nos escucharás y salvarás'.


Entonces Esdras salió del templo y fue al aposento de Yehojanán, hijo de Elyasib, donde pasó la noche. Pero en señal de duelo no comió ni bebió, entristecido como estaba por la infidelidad de los desterrados.


Al oír estas noticias lloré e hice duelo durante unos días, ayunando y orando al Dios del cielo


ten los ojos abiertos y los oídos atentos a la oración de tu siervo, la oración que día y noche te dirijo por tus siervos, los israelitas, confesando los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti, incluidos yo y mi familia.


El resto del pueblo, los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los donados y todos los extranjeros que se habían convertido a la Ley de Dios, sus mujeres, hijos, hijas y todos los que tenían uso de razón


El gobernador Nehemías, el sacerdote y letrado Esdras y los levitas que instruían al pueblo, viendo que la gente lloraba al escuchar la lectura de la Ley, le dijeron: Hoy es un día consagrado al Señor, su Dios. No estén tristes ni lloren.


arroyos de lágrimas bajan de mis ojos por los que no cumplen tu voluntad.


Te manifesté mi pecado, no te encubrí mi delito, propuse: 'Confesaré al Señor mi culpa', y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.


Y si no escuchan, lloraré a escondidas su soberbia, mis ojos se desharán en lágrimas, cuando se lleven el rebaño del Señor.


¡Quién diera agua a mi cabeza y a mis ojos una fuente de lágrimas, para llorar día y noche a los muertos de la capital!


Aún estaba hablando y suplicando y confesando mi pecado y el de mi pueblo, Israel, y presentando mis súplicas al Señor, mi Dios, en favor de su monte santo;


Preparen su discurso y conviértanse al Señor; díganle: 'Perdona del todo nuestra culpa; acepta el don que te ofrecemos, el fruto de nuestros labios.


Sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén derramaré un espíritu de compunción y de pedir perdón. Al mirarme traspasado por ellos mismos, harán duelo como por un hijo único, llorarán como se llora a un primogénito.


confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.


Al acercarse y ver la ciudad, le dijo llorando:


Contestó Cornelio: Hace cuatro días estaba yo rezando en mi casa a esta misma hora, a media tarde, cuando se me presentó un hombre vestido espléndidamente,


pero al cabo de la semana los dejamos y continuamos el viaje. Todos, incluso las mujeres y los niños, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad. Después de arrodillarnos a rezar en la playa


siento una gran pena y un dolor íntimo e incesante,


Congreguen al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al emigrante que viva en tú vecindad, para que oigan y aprendan a respetar al Señor, su Dios, y pongan por obra todos los artículos de esta ley, mientras a ustedes les dure la vida en la- tierra que van a tomar en posesión cruzando el Jordán.


Josué se rasgó el manto, cayó rostro en tierra ante el arca del Señor y estuvo así hasta el atardecer, junto con los concejales de Israel, echándose polvo a la cabeza.


De cuanto prescribió Moisés no quedó ni una palabra que Josué no leyera ante la asamblea de Israel, incluidos niños, mujeres y los extranjeros que iban con ellos.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí