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2 Samuel 20:19 - Nueva Biblia Española (1975)

19 Somos israelitas cabales. Tú intentas destruir una capital de Israel. ¿Por qué quieres aniquilar la heredad del Señor?

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Biblia Reina Valera 1960

19 Yo soy de las pacíficas y fieles de Israel; pero tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel. ¿Por qué destruyes la heredad de Jehová?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Soy alguien que ama la paz y que es fiel en Israel, pero usted está por destruir una ciudad importante de Israel. ¿Por qué quiere devorar lo que le pertenece al Señor?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 ¿y tú intentas destruir una ciudad que es madre de ciudades de Israel? ¿Por qué vas a destruir la herencia de Yavé?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Somos una de las más pacíficas y fieles de Israel, pero tú procuras destruir una ciudad que es madre° en Israel. ¿Por qué quieres devorar la heredad de YHVH?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Soy una de las ciudades más pacíficas y fieles de Israel; sin embargo, tú intentas traer la muerte a una ciudad que es una metrópoli en Israel. ¿Por qué quieres aniquilar la heredad de Yahveh?'.

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2 Samuel 20:19
29 Tagairtí Cros  

Entonces Abrahán se acercó y dijo: ¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable?


el rey comprenderá y librará a una servidora de los que intentan extirparnos de la heredad de Dios a mí y a mi hijo a la vez'.


Así que manden este recado urgente a David: 'No pases la noche en la paramera; pasa a la otra parte, para que no te aniquilen con toda tu gente'.


Y la mujer habló así: Solían decir antiguamente: 'Que pregunten en Prado, y asunto concluido'.


Joab respondió: ¡Líbreme, líbreme Dios de aniquilar y destruir!


El rey David los convocó y les dijo: ¿Qué puedo hacer por ustedes y cómo puedo indemnizarlos, de modo que bendigan la heredad del Señor?


Pues entre todas las naciones del mundo tú los apartaste como heredad, como dijiste por tu siervo Moisés cuando sacaste de Egipto, Señor, a nuestros padres.


para que goce de la dicha de tus escogidos y me alegre con la alegría de tu pueblo y me gloríe con tu heredad.


nos habría devorado vivos el incendio de su ira contra nosotros:


Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que él se escogió como heredad.


de andar tras las ovejas, lo llevó a pastorear a su pueblo, Jacob; a Israel, su heredad.


Nabucodonosor, rey de Babilonia, me ha comido, me ha devorado, ha rebañado el plato, me ha engullido como un dragón, se ha llenado la panza con mis manjares y me ha vomitado;


Tomaré cuentas a Bel en Babilonia y le sacaré el bocado de la boca. Ya no confluirán a él los pueblos, y hasta las murallas de Babilonia se desplomarán.


Se burlaron a carcajadas de ti todos tus enemigos, silbaron y rechinaron los dientes diciendo: 'La hemos arrasado; éste es el día que esperábamos: lo hemos conseguido y lo estamos viendo'.


El Señor destruyó sin compasión todas las moradas de Jacob, con su indignación demolió las plazas fuertes de Judá, derribó por tierra, profanados, al rey y a los príncipes.


El Señor se portó como enemigo, destruyendo a Israel: derribó todos sus palacios, arrasó sus plazas fuertes, y en la capital de Judá multiplicó duelos y lamentos.


la tierra abrió la boca y se los tragó con todas sus familias, y también a la gente de Córaj con sus posesiones.


La tierra se abrió y los tragó, junto con Córaj. Así murió toda la banda y el fuego devoró a doscientos cincuenta hombres para escarmiento del pueblo.


Entonces, cuando esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal de inmortalidad, se cumplirá lo que está escrito: 'Se aniquiló la muerte para siempre',


Sí, los que vivimos en tiendas suspiramos angustiados, porque no querríamos quitarnos lo que tenemos puesto, sino vestirnos encima, de modo que lo mortal quedara absorbido por la vida.


Cuando te acerques a atacar una ciudad, primero proponle la paz.


la porción del Señor fue su pueblo, Jacob fue el lote de su heredad.


por los reyes y todos los que ocupan altos cargos, para que llevemos una vida tranquila y sosegada, con un máximo de piedad y decencia.


ya no había aldeanos, no los había en Israel, hasta que te pusiste en pie, Débora; te pusiste en pie, madre de Israel.


Tomó la aceitera, derramó aceite sobre la cabeza de Saúl y lo besó, diciendo: ¡El Señor te unge como jefe de su heredad'.


Que su majestad se digne escucharme: si es el Señor quien te instiga contra mí, apláquese con una oblación; pero si son los hombres, ¡malditos sean de Dios!, porque me expulsan hoy y me impiden participar en la herencia del Señor, diciéndome que vaya a servir a otros dioses.


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