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2 Reyes 2:8 - Nueva Biblia Española (1975)

8 Elías tomó su manto, lo enrolló, golpeó el agua y el agua se dividió por medio, y así pasaron ambos a pie enjuto.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Luego Elías dobló su manto y con él golpeó el agua. ¡El río se dividió en dos y ambos cruzaron sobre tierra seca!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Entonces Elías tomó su manto, lo enrolló y golpeó con él el agua y ésta se dividió, de modo que ambos atravesaron en seco.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Entonces Elías tomó su manto, lo dobló y golpeó las aguas, y se separaron a uno y otro lado; y ambos cruzaron por tierra seca.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Elías tomó su manto, lo plegó y golpeó con él las aguas, que se dividieron a un lado y a otro, y pasaron los dos a pie enjuto.

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2 Reyes 2:8
12 Tagairtí Cros  

al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva. Entonces oyó una voz que le decía: ¿Qué haces aquí, Elías?


Elías marchó de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó junto a él y le echó encima el manto.


y agarrando el manto de Elías, golpeó el agua, diciendo: ¿Dónde está el Dios de Elías, dónde? Golpeó el agua, el agua se dividió por medio y Eliseo cruzó.


Pero los israelitas pasaron a pie enjuto por el mar, mientras las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.


El Señor secará el golfo del mar de Egipto, haciendo señas con la mano a su viento abrasador, y herirá en sus siete canales, que se pasarán en sandalias:


Por la fe atravesaron el Mar Rojo como tierra firme, y al intentar lo mismo los egipcios, se ahogaron.


Fueron apedreados, aserrados, quemados, murieron a filo de espada. Andaban errantes, cubiertos de pieles de ovejas o de cabras, pasando necesidad, apuros y malos tratos:


El sexto derramó su copa sobre el gran río, el Eufrates, y se quedó seco, dejando preparado el camino a los reyes que vienen del Oriente.


Saúl le preguntó: ¿Qué aspecto tiene? Respondió: El de un anciano que sube, envuelto en un manto. Saúl comprendió entonces que era Samuel, y se inclinó rostro en tierra, prosternándose.


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