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1 Reyes 13:1 - Nueva Biblia Española (1975)

1 En el momento en que Jeroboán, en pie junto al altar, se disponía a quemar incienso, llegó a Betel un profeta de Judá mandado por el Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

1 He aquí que un varón de Dios por palabra de Jehová vino de Judá a Bet-el; y estando Jeroboam junto al altar para quemar incienso,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Por mandato del Señor, un hombre de Dios de la región de Judá fue a Betel y llegó en el momento que Jeroboam se acercaba al altar para quemar incienso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Por orden de Dios, un hombre de Dios llegó a Betel desde Judá, cuando Jeroboam estaba junto al altar quemando el incienso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Pero he aquí un varón de Dios, que por revelación de YHVH llegó desde Judá a Bet-’El mientras Jeroboam estaba quemando incienso junto al altar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Un varón de Dios llegó de Judá a Betel, por mandato de Yahveh, cuando Jeroboán estaba de pie junto al altar para quemar incienso,

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1 Reyes 13:1
23 Tagairtí Cros  

Pero Dios dirigió la palabra al profeta Semayas:


Cuando éste lo supo, comentó: ¡Es el profeta que desafió la orden del Señor! El Señor lo habrá entregado al león, que lo ha matado y descuartizado, como el Señor dijo.


porque ciertamente se cumplirá la imprecación que lanzó, por orden del Señor, contra el altar de Betel y todas las ermitas de las lomas que hay en las poblaciones de Samaria.


mientras el altar se rajaba y se derramaba la ceniza, que era la señal anunciada por el profeta en nombre del Señor.


porque el Señor me ha prohibido comer, beber o volverme por el mismo camino.


Uno de la comunidad de profetas dijo a un compañero, por orden del Señor: ¡Pégame! El otro se negó,


Derribó también el altar de Betel y el santuario construido 'por Jeroboán, hijo de Nabat, con el que hizo pecar a Israel. Lo trituró hasta reducirlo a polvo y quemó la estela.


y preguntó: ¿Qué es aquel mausoleo que estoy viendo? Los de la ciudad le respondieron: Es el sepulcro del profeta que vino de Judá y anunció lo que acabas de hacer con el altar de Betel.


Pero al hacerse poderoso, la soberbia lo arrastró a la perdición. Se rebeló contra el Señor, su Dios, entrando en el templo para quemar incienso en el altar de los perfumes.


se plantaron ante el rey Ozías y le dijeron: Ozías, a ti no te corresponde quemar incienso al Señor. Sólo pueden hacerlo los sacerdotes aaronitas consagrados para ello. ¡Sal del santuario, que tu pecado no te honra ante el Señor!


Para más datos sobre Salomón, del principio al fin de su reinado, véase la Historia del profeta Natán, la profecía de Ajías de Síló y las visiones del vidente Ido a propósito de Jeroboán, hijo de Nabat.


Entonces los pueblos de Judá y los vecinos de Jerusalén irán a gritar a los dioses a quienes quemaban incienso; pero ellos no podrán salvarlos en la hora aciaga.


Desde el año trece del reinado en Judá de Josías, hijo de Amón, hasta el presente día -en total, veintitrés años-, he recibido la palabra del Señor y se la he predicado puntualmente, y no me han escuchado.


Los caldeos que la atacan entrarán en esta ciudad y le pondrán fuego. La quemarán con las casas, en cuyas azoteas se quemaba incienso a Baal y se hacían libaciones a dioses extranjeros, para irritarme.


pero en Betel no vuelvas a profetizar, porque es el templo real, es el santuario nacional.


Pues bien, escucha la palabra del Señor: Tú me dices: No profetices contra Israel, no vaticines contra la casa de Isaac.


De levante a poniente es grande mi fama en las naciones, y en todo lugar me ofrecen sacrificios y ofrendas puras; porque mi fama es grande en las naciones -dice el Señor de los ejércitos-.


como aviso a los israelitas, para que nadie que no sea del linaje de Aarón se meta a ofrecer incienso al Señor. Para que no le suceda lo que a Córaj y a su banda, como lo había anunciado el Señor por medio de Moisés.


Miren, esto que voy a decirles se apoya en una palabra del Señor: nosotros los que quedemos vivos para cuando venga el Señor, no llevaremos ventaja a los que hayan muerto;


Llegó otro ángel llevando un incensario de oro y se detuvo junto al altar; le entregaron gran cantidad de aromas para que los mezclara con las oraciones de todos los consagrados sobre el altar de oro situado ante el trono.


Un profeta se presentó a Eli y le dijo: Así dice el Señor: Yo me revelé a la familia de tu padre cuando eran todavía esclavos del Faraón en Egipto.


Pero el sirviente repuso: Precisamente en ese pueblo hay un hombre de Dios de gran fama; lo que él dice sucede sin falta. Vamos allá. A lo mejor nos orienta sobre lo que andamos buscando.


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