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Tito 3:5 - Biblia Reina Valera 1909

5 No por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó, por el lavacro de la regeneración, y de la renovación del Espíritu Santo;

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Biblia Reina Valera 1960

5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 no se fijó en lo bueno que hubiéramos hecho, sino que tuvo misericordia de nosotros y nos salvó. En el bautismo volvimos a nacer y fuimos renovados por el Espíritu Santo

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino según su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación del Espíritu Santo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 no nos salvó por las obras de justicia que hubiéramos realizado nosotros, sino, según su misericordia, por el baño regenerador y renovador del Espíritu Santo,

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Tito 3:5
46 Tagairtí Cros  

¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, Y que se justifique el nacido de mujer?


¿Cómo pues se justificará el hombre con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer?


Si yo me justificare, me condenará mi boca; Si me dijere perfecto, esto me hará inicuo.


Espere Israel á Jehová; Porque en Jehová hay misericordia. Y abundante redención con él.


Y no entres en juicio con tu siervo; Porque no se justificará delante de ti ningún viviente.


Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; Y renueva un espíritu recto dentro de mí.


Y de ti, oh Señor, es la misericordia: Porque tú pagas á cada uno conforme á su obra.


Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad;


Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.


Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán.


Y esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.


¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvidas el pecado del resto de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque es amador de misericordia.


Yo á la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar; él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego


Y su misericordia de generación á generación A los que le temen.


Recibió á Israel su siervo, Acordándose de la misericordia.


Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordándose de su santo pacto;


Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó de lo alto el Oriente,


Por si en alguna manera provocase á celos á mi carne, é hiciese salvos á algunos de ellos.


Y si por gracia, luego no por las obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por las obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.


Y no os conforméis a este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.


Porque por las obras de la ley ninguna carne se justificará delante de él; porque por la ley es el conocimiento del pecado.


Así que, concluímos ser el hombre justificado por fe sin las obras de la ley.


Mas al que no obra, pero cree en aquél que justifica al impío, la fe le es contada por justicia.


(Porque no siendo aún nacidos, ni habiendo hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme á la elección, no por las obras sino por el que llama, permaneciese;)


Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.


¿Pues qué diremos? Que los Gentiles que no seguían justicia, han alcanzado la justicia, es á saber, la justicia que es por la fe;


Y esto erais algunos: mas ya sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.


Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada.


Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó,


Y á renovarnos en el espíritu de vuestra mente,


Para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra,


No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras á poseer la tierra de ellos; mas por la impiedad de estas gentes Jehová tu Dios las echa de delante de ti, y por confirmar la palabra que Jehová juró á tus padres Abraham, Isaac, y Jacob.


Y revestídoos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme a la imagen del que lo crió;


Que nos salvó y llamó con vocación santa, no conforme á nuestras obras, mas según el intento suyo y gracia, la cual nos es dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,


Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,


Lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia.


Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro.


Y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.


Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos ha regenerado en esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,


Vosotros, que en el tiempo pasado no erais pueblo, mas ahora sois pueblo de Dios; que en el tiempo pasado no habíais alcanzado misericordia.


A la figura de la cual el bautismo que ahora corresponde nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como demanda de una buena conciencia delante de Dios,) por la resurrección de Jesucristo:


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