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Proverbios 20:6 - Biblia Reina Valera 1909

6 Muchos hombres publican cada uno su liberalidad: Mas hombre de verdad, ¿quién lo hallará?

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Biblia Reina Valera 1960

6 Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, Pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Muchos se dicen ser amigos fieles, ¿pero quién podrá encontrar uno realmente digno de confianza?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 De mucha gente se dice que son buenos, pero ¿quién hallará a un hombre fiel?

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Muchos proclaman sus propias bondades, Pero un hombre de fiar, ¿quién lo hallará?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Muchos hombres se proclaman amigos; pero un hombre fiel, ¿quién lo hallará?

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Proverbios 20:6
16 Tagairtí Cros  

SALVA, oh Jehová, porque se acabaron los misericordiosos: Porque se han acabado los fieles de entre los hijos de los hombres.


Mentira habla cada uno con su prójimo; Con labios lisonjeros, con corazón doble hablan.


Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre: Mas el hombre entendido lo alcanzará.


Como nubes y vientos sin lluvia, Así es el hombre que se jacta de vana liberalidad.


Alábete el extraño, y no tu boca; El ajeno, y no tus labios.


Lo que aun busca mi alma, y no encuentro: un hombre entre mil he hallado; mas mujer de todas éstas nunca hallé.


DISCURRID por las plazas de Jerusalem, y mirad ahora, y sabed, y buscad en sus plazas si halláis hombre, si hay alguno que haga juicio, que busque verdad; y yo la perdonaré.


¡AY de mí! que he venido á ser como cuando han cogido los frutos del verano, como cuando han rebuscado después de la vendimia, que no queda racimo para comer; mi alma deseó primeros frutos.


Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres: todos acechan á la sangre; cada cual arma red á su hermano.


Cuando pues haces limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las plazas, para ser estimados de los hombres: de cierto os digo, que ya tienen su recompensa.


El Fariseo, en pie, oraba consigo de esta manera: Dios, te doy gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;


Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado las posesiones nuestras, y te hemos seguido.


Os digo que los defenderá presto. Empero cuando el Hijo del hombre viniere, ¿hallará fe en la tierra?


Y él le dijo: Señor, pronto estoy á ir contigo aun á cárcel y a muerte.


Jesús vió venir á sí á Natanael, y dijo de él: He aquí un verdadero Israelita, en el cual no hay engaño.


Heme hecho un necio en gloriarme: vosotros me constreñisteis; pues yo había de ser alabado de vosotros: porque en nada he sido menos que los sumos apóstoles, aunque soy nada.


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