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Proverbios 1:8 - Biblia Reina Valera 1909

8 Oye, hijo mío, la doctrina de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre:

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Biblia Reina Valera 1960

8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Hijo mío, presta atención cuando tu padre te corrige; no descuides la instrucción de tu madre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Escucha, hijo mío, los consejos de tu padre, no rechaces las advertencias de tu madre:

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no abandones las enseñanzas de tu madre,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre,

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Proverbios 1:8
20 Tagairtí Cros  

Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas.


Hijo mío, no andes en camino con ellos; Aparta tu pie de sus veredas:


HIJO mío, si tomares mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,


Oye á tu padre, á aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.


HIJO mío, no te olvides de mi ley; Y tu corazón guarde mis mandamientos:


El ojo que escarnece á su padre, Y menosprecia la enseñanza de la madre, Los cuervos lo saquen de la arroyada, Y tráguenlo los hijos del águila.


PALABRAS del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.


Y no oí la voz de los que me adoctrinaban, Y á los que me enseñaban no incliné mi oído!


Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre:


HIJO mío, guarda mis razones, Y encierra contigo mis mandamientos.


Y nosotros hemos obedecido á la voz de Jonadab nuestro padre, hijo de Rechâb, en todas las cosas que nos mandó, de no beber vino en todos nuestros días, nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas;


Cada uno temerá á su madre y á su padre, y mis sábados guardaréis: Yo Jehová vuestro Dios.


Y he aquí le trajeron un paralítico, echado en una cama: y viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Confía, hijo; tus pecados te son perdonados.


Mas Jesús volviéndose, y mirándola, dijo: Confía, hija, tu fe te ha salvado. Y la mujer fué salva desde aquella hora.


Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual residió primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice; y estoy cierto que en ti también.


Descendió pues á la era, é hizo todo lo que su suegra le había mandado.


Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Mas ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová los quería matar.


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