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Mateo 8:2 - Biblia Reina Valera 1909

2 Y he aquí un leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quisieres, puedes limpiarme.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 De repente, un hombre con lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor —dijo el hombre—, si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Un leproso se acercó, se arrodilló delante de él y le dijo: 'Señor, si tú quieres, puedes limpiarme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y he aquí un leproso, se acercó, y se postraba ante Él diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 En esto, se le acercó un leproso y se postró delante de él, diciéndole: 'Señor, si quieres, puedes dejarme limpio'.

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Mateo 8:2
37 Tagairtí Cros  

Que yo ahora aún soy tierno rey ungido; y estos hombres, los hijos de Sarvia, muy duros me son: Jehová dé el pago al que mal hace, conforme á su malicia.


Mas Jehová hirió al rey con lepra, y fué leproso hasta el día de su muerte, y habitó en casa separada, y Jotham hijo del rey tenía el cargo del palacio, gobernando al pueblo de la tierra.


NAAMÁN, general del ejército del rey de Siria, era gran varón delante de su señor, y en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvamento á la Siria. Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso.


La lepra de Naamán se te pegará á ti, y á tu simiente para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.


Y la nube se apartó del tabernáculo: y he aquí que María era leprosa como la nieve; y miró Aarón á María, y he aquí que estaba leprosa.


Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia recibisteis, dad de gracia.


Y no hizo allí muchas maravillas, a causa de la incredulidad de ellos.


Entonces los que estaban en el barco, vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.


Entonces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme.


Entonces aquel siervo, postrado, le adoraba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.


Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones, oro é incienso y mirra.


Entonces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándo le, y pidiéndole algo.


Y estando Jesús en Bethania, en casa de Simón el leproso,


Y como le vieron, le adoraron: mas algunos dudaban.


He aquí, Jesús les sale al encuentro, diciendo: Salve. Y ellas se llegaron y abrazaron sus pies, y le adoraron.


Y dícele: Todo esto te daré, si postrado me adorares.


Y COMO descendió del monte, le seguían muchas gentes.


Y llegándose sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos.


Hablando él estas cosas a ellos, he aquí vino un principal, y le adoraba, diciendo: Mi hija es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.


Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas ninguno de ellos fué limpio, sino Naamán el Siro.


Y él dice: Creo, Señor; y adoróle.


Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común é inmunda he comido jamás.


Y como Pedro entró, salió Cornelio á recibirle; y derribándose á sus pies, adoró.


Lo oculto de su corazón se hace manifiesto: y así, postrándose sobre el rostro, adorará á Dios, declarando que verdaderamente Dios está en vosotros.


Y yo me eché á sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira que no lo hagas: yo soy siervo contigo, y con tus hermanos que tienen el testimonio de Jesús: adora á Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.


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