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Mateo 22:16 - Biblia Reina Valera 1909

16 Y envían á él los discípulos de ellos, con los Herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amador de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te curas de nadie, porque no tienes acepción de persona de hombres.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Y le enviaron los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no te cuidas de nadie, porque no miras la apariencia de los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Enviaron a algunos de sus discípulos, junto con los partidarios de Herodes, a buscarlo. —Maestro —dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Enseñas con verdad el camino de Dios. Eres imparcial y no tienes favoritismos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Le enviaron, pues, discípulos suyos junto con algunos partidarios de Herodes a decirle: 'Maestro, sabemos que eres honrado y que enseñas con sinceridad el camino de Dios. No te preocupas por quién te escucha, ni te dejas influenciar por nadie.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Y le enviaron a los discípulos de ellos con los herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres veraz, y con verdad enseñas el camino de Dios, y no te cuidas de nadie,° pues no miras la apariencia de los hombres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Y le envían unos discípulos suyos, con los herodianos, para decirle: 'Maestro, sabemos que eres sincero, que enseñas realmente el camino de Dios y que nada te importa de nadie, porque no te fijas en las apariencias de las personas.

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Mateo 22:16
36 Tagairtí Cros  

Y Michêas respondió: Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré.


Mentira habla cada uno con su prójimo; Con labios lisonjeros, con corazón doble hablan.


Porque no hay en su boca rectitud: Sus entrañas son pravedades; Sepulcro abierto su garganta: Con su lengua lisonjearán.


Ablandan más que manteca su boca, Pero guerra hay en su corazón: Suavizan sus palabras más que el aceite, Mas ellas son cuchillos.


El hombre que lisonjea á su prójimo, Red tiende delante de sus pasos.


La Ley de verdad estuvo en su boca, é iniquidad no fué hallada en sus labios: en paz y en justicia anduvo conmigo, y á muchos hizo apartar de la iniquidad.


Por tanto, yo también os torné viles y bajos á todo el pueblo, según que vosotros no habéis guardado mis caminos, y en la ley tenéis acepción de personas.


Diciendo: Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su mujer, y despertará simiente á su hermano.


De la misma manera también el segundo, y el tercero, hasta los siete.


Y él dijo: Id á la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa haré la pascua con mis discípulos.


Y luego que llegó á Jesús, dijo: Salve, Maestro. Y le besó.


Y saliendo él para ir su camino, vino uno corriendo, é hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para poseer la vida eterna?


Y envían á él algunos de los Fariseos y de los Herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra.


Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, sabemos que eres hombre de verdad, y que no te cuidas de nadie; porque no miras á la apariencia de hombres, antes con verdad enseñas el camino de Dios: ¿Es lícito dar tributo á César, ó no? ¿Daremos, ó no daremos?


Entonces saliendo los Fariseos, tomaron consejo con los Herodianos contra él, para matarle.


Y les mandó, diciendo: Mirad, guardaos de la levadura de los Fariseos, y de la levadura de Herodes.


Los cuales le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas bien, y que no tienes respeto á persona; antes enseñas el camino de Dios con verdad.


Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él dice: Di, Maestro.


Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.


Díjole entonces Pilato: ¿Luego rey eres tu? Respondió Jesús: Tu dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz.


El que habla de sí mismo, su propia gloria busca; mas el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.


Porque no somos como muchos, mercaderes falsos de la palabra de Dios: antes con sinceridad, como de Dios, delante de Dios, hablamos en Cristo.


Antes quitamos los escondrijos de vergüenza, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por manifestación de la verdad encomendándonos á nosotros mismos a toda conciencia humana delante de Dios.


De manera que nosotros de aquí adelante a nadie conocemos según la carne: y aun si á Cristo conocimos según la carne, empero ahora ya no le conocemos.


Porque, ¿persuado yo ahora á hombres ó á Dios? ¿ó busco de agradar á hombres? Cierto, que si todavía agradara á los hombres, no sería siervo de Cristo.


Empero de aquellos que parecían ser algo (cuáles hayan sido algún tiempo, no tengo que ver; Dios no acepta apariencia de hombre), á mí ciertamente los que parecían ser algo, nada me dieron.


El que dijo á su padre y á su madre: Nunca los vi: Ni conoció á sus hermanos, Ni conoció á sus hijos: Por lo cual ellos guardarán tus palabras, Y observarán tu pacto.


Sino según fuimos aprobados de Dios para que se nos encargase el evangelio, así hablamos; no como los que agradan á los hombres, sino á Dios, el cual prueba nuestros corazones.


Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida.


Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero: y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.


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